Ayer dejaba la crónica al regresar de los primeros veinte minutos de calentamiento en pista. Como decía, sirvió para darme cuenta de algo que ya sabía: queda mucho por aprender, y sobra pista por todos los lados. De momento, Montmeló me parece muy ancho y con curvas inacabables. Alguien comentaba que más que para un bautismo en circuito, Montmeló es una mejor opción para quien ya tenga un poco de experiencia y pueda aprovechar más lo que la pista ofrece.
Vale, de acuerdo con esa afirmación. Pero donde estaba era en Montmeló y había que aprovechar el día. Hay mucho ambiente en los boxes. En total, son 120 motos que se alternan para salir a pista en tres grupos de 40 motos. A priori, pueden parecer muchas motos, pero la realidad es que en una pista tan grande como ésta, al estar agrupados por niveles, no te encuentras demasiado tráfico por qué las motos están muy distribuidas por el circuito. Esto es bueno porqué te permite estar concentrado en mejorar.
Cuando regresamos a pista, lo hacemos por primera vez rodando en grupo con un monitor. Se sale en grupos de 6 o 7 motos por cada monitor y los adelantamientos están prohibidos. En esta primera vez se trata de centrarse en rodar por la trazada buena. Al ir detrás del monitor, me voy sintiendo más cómodo y cada vuelta ruedo más tiempo por la trazada buena con menos esfuerzo. Donde más me cuesta seguir la cuerda es en la curva La Caixa de entrada al estadio y la redonda larga siguiente.
La organización de los pequeños grupos con el monitor en la pista me parece curiosa: hay un punto en cada vuelta donde el piloto que iba justo detrás del monitor deja pasar a los otros y se pone el último de la cola. De este modo, todos hemos tenido ocasión de rodar una vuelta justo detrás del monitor. Bueno, justo detrás y en todas las posiciones, porqué en cada vuelta vas cambiando una posición al correrse la fila. Además, el momento del cambio sirve para reagrupar el grupo si se había roto por algún sitio, y restablecer el espacio entre las "serpientes" de cada monitor. Simple y efectivo cuando lo entiendes, porqué es más complicado de explicar que de hacerlo.
Aquí ya me doy cuenta de lo que será una constante, especialmente en un día caluroso como éste: media hora rodando en pista te hace volver a los boxes cansado. Muy cansado. Para mí, que a veces hago tiradas de 500 kilómetros con la GS-Adventure sin moverme del sillín, es una nueva sensación. Pero es que son circunstancias que no tienen nada que ver: lo que se trabaja en el circuito en cada curva frente a echarle horas encima de la moto en un viaje a ritmo relajado. De hecho, cada vez que vi la bandera a cuadros a lo largo del día creo que la agradecí (excepto la última ocasión...)
En la pista te graban en vídeo. El monitor lleva una cámara on-board en su moto y te graba durante una vuelta completa. Más tarde, subimos con todo el grupo de nuevo al aula para ver juntos en grupos la grabación de las vueltas (6 o 7 pilotos). Es interesante verte desde fuera. Te das cuenta de cosas que no habías visto sobre la moto. En general, los comentarios son parecidos para cada uno de los que estamos allí: no aprovechamos toda la trazada buena lo que nos lleva a cerrar demasiado algunas curvas y levantar demasiado pronto en otras, estamos muy rígidos sobre la moto, inclinamos poco en las curvas (la sensación es que inclinábamos mucho, pero el vídeo no miente), miramos delante de la moto en lugar de mirar a la salida de la curva, frenamos demasiado pronto por lo que incluso a veces hay que dar gas de nuevo para llegar a la curva... No son temas nuevos, pero el verme confrontado en el vídeo me va a hacer poner la atención en estos temas al volver a pista.
La siguiente tanda salimos a pista sin monitor. Parece como si en el rato que hemos estado sin rodar hubieran ensanchado la pista de nuevo. Sin el monitor, cuesta un poco forzarte a rodar por la trazada buena. Sin embargo, al conseguirlo notas que las transiciones son más fluidas y que todo es mucho más natural. En la recta se coge mucha velocidad y cada vuelta vas ubicando mejor el punto de la frenada. En una de las vueltas, en la frenada de Repsol, cuando pienso que estoy lo más al exterior posible, me pasa una moto por fuera: es evidente que todavía quedaba espacio. Me despreocupo de las otras motos en pista y me centro en mejorar y poner en práctica lo que he visto en el vídeo. Bandera a cuadros y a boxes.
Ya he salido a pista tres veces y es la hora de comer. Hay una fideuá multitudinaria que entra muy bien; aunque con el hambre que tengo creo que me hubiera comido cualquier cosa. La pista nunca está vacía porqué siempre están rodando los otros niveles, así que es buena ocasión para echar una ojeada a lo que hacen los demás participantes. Además, ya empiezas a relacionarte con unos y otros y comentar sobre lo que va pasando en la pista.
Sin darme cuenta, me toca salir de nuevo a pista. Esta vez tampoco hay monitor, de modo que toca continuar trabajando las mismas cosas que en la sesión anterior. Ir cogiendo confianza y hacer las cosas cada vez con más naturalidad, sin tener que pensarlas. Para mí, se dio otra circunstancia, que era adaptarme a la moto que conducía ya que no era mi moto habitual. De hecho, en la primera tanda salí con una preciosa Honda CBR1000 decorada HRC, pero rápidamente me convencí de que me sobraba moto por todos los lados, así que durante el resto del día estuve con una bonita Honda CBR600 a la que cogí mucho cariño. Me costó despedirme de ella.
Tras esta nueva tanda sin monitor sin monitor me iba encontrando cada vez más y más cómodo. Siento que la progresión es continuada a lo largo del día. Y cuando lo comentó con otros participantes, resulta que es una percepción generalizada. Es bastante increíble lo que aprendes en un día en el circuito, especialmente la primera vez.
Ya son las 17.00 horas. Y de nuevo a pista, en esta ocasión otra vez con el monitor en serpientes de 6 o 7 motos. La misma dinámica que la primera vez, cambiando en cada vuelta el piloto que rueda detrás del monitor. Tengo la sensación de que el ritmo ha aumentado sensiblemente frente a la primera vez que salimos con el monitor y de que todos vamos más sueltos, inclinando más y por la cuerda buena. Me hubiera gustado que nos hubieran grabado de nuevo en vídeo para poder comparar las dos grabaciones y ver la progresión a lo largo del día. Pero no está previsto, así que toca concentrarse en seguir la serpiente lo mejor posible.
A estas alturas del día, ya se ve mucha gente cansada por los boxes. Tantas ganas por rodar que habían a primera hora, y cuando nos llaman a formar para volver a pista por sexta vez, el grupo ha menguado. Muchos ya han tenido bastante con toda la tralla que llevamos. En esta sexta tanda, la pista se nota mucho más vacía. Yo sigo a la mío: buscando los conos para hacer la trazada buena, recordando para anticipar, utilizar toda la pista, inclinar para ayudar a girar, levantar la moto mirando a la salida,... Y vuelta tras vuelta. Esta vez me quedo triste al recibir la bandera a cuadros. Se acabó el día.
Ha sido un día intenso en Montmeló. Son las 19.00 horas y llevamos desde las 9.00 de la mañana sin apenas tiempos muertos. Tengo la sensación de que tardaré tiempo en digerir la experiencia (y de hecho, me ha costado unos meses escribir estos dos posts). Me ha encantado entrar en el circuito, y estoy seguro de que lo repetiré más pronto que tarde. Además, hacerlo en el contexto de un curso me ha ayudado a dar los pasos con seguridad y estar en el contexto de un grupo que ha ido progresando a lo largo del día con un nivel parecido al mío. Tengo claro que, al menos, las dos veces siguientes que vuelva a entrar en circuito lo intentaré hacer en un curso. Es cierto que, en general, son más caros que ir a rodar en tandas libres, pero creo que vale la pena hacer bien estos primeros pasos antes de soltarme. Además, en nuestro país gozamos ahora de una cantidad de circuitos y de eventos para rodar que es impensable hace no tantos años, cuando los únicos circuitos que habían eran Jarama y Calafat (éste último, un montón de años cerrado por los contenciosos con los vecinos).
Ahora es momento de mirar el calendario del 2010 y marcar las fechas posibles en rojo en la agenda.
Estoy un poco enfadado: no me habían avisado que esto de entrar en circuito es adictivo. Y ahora ya estoy enganchado y con ganas de repetir. Nos vemos en la pista.
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Fotos | Francesc Montero