Cinco situaciones en las que demostré que las carreras son lo primero (caiga quien caiga)

Cinco situaciones en las que demostré que las carreras son lo primero (caiga quien caiga)
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En más de una ocasión lo he dicho y, de hecho, en mi perfil dejo entrever un problema del que me es imposible escapar. No puedo hacer absolutamente nada sabiendo que están las carreras, llámese MotoGP o Superbikes, o dicho de otro modo, que no cuenten conmigo para ningún plan cuando hay carreras de por medio, porque no acudiré o lo haré con las debidas precauciones tomadas.

Llevo muchísimos años sin perderme ninguna carrera, pero claro, como es normal, en más de una ocasión me he encontrado en situaciones apuradas que he tenido que salvar como buenamente he podido, aunque el resultado siempre ha terminado por dejar claro lo que reza en el título: las carreras son lo primero. Así, que sirva este post como una especie de confesión, os dejo cinco momentos límite en los que conseguí salirme con la mía:

1. Abandono en el Hipercor. Hacía tan sólo un mes que conocía a la que sigue siendo mi actual novia (no sé como). El caso es que por primera vez pasábamos un fin de semana fuera, pero claro, el domingo tocaba carrera de MotoGP, aunque tengo que decir en mi favor que ya estaba avisada. El caso es que entre la carrera de 250cc y MotoGP, aprovechamos para ir a comprar cosillas para comer ese mismo día y los que nos quedaban. Pero el reloj avanzaba implacablemente, y ante el pánico de saber que iba a empezar la carrera, decidí abandonarla a mitad de la compra (todo esto claro, en una ciudad extraña). Me fui al hotel y allí esperé a que llegara. Hoy día, me parece mas fuerte que cuando lo hice, jeje.

2. Viaje a Amsterdam. Llegan las deseadas vacaciones, y sale la oportunidad de viajar a Amsterdam con un par de amigos. ¿Nada que objetar? Pues sí, el domingo que pasamos allí hay carreras, por lo que el primer paso es asegurarse de que en el hotel en el que nos vamos a alojar se pueden ver. Afortunadamente, era cuando Eurosport retransmitía MotoGP, así que fue fácil. Pero claro, llega el domingo, espléndido día (no muy habitual por allí), y mis dos amigos, que no les gustan las motos, se arman de valor y paciencia para pasar un día casi entero encerrado en el hotel, ya que eran en Estoril y acabaron tardecito. La tensión iba creciendo, y aunque la culpabilidad iba haciendo mella poco a poco en mí, no fue suficiente para dejar de verlas.

3. Bodas de mis hermanas. Tengo dos hermanas, y como era de esperar, las dos eligieron casarse en un día de carreras. De una de ellas pude escapar más o menos dignamente por los horarios, pero en la otra, tuve que poner a prueba mi aguante. Me explico, se casa un sábado al mediodía, y las carreras son en la madrugada de ese sábado al domingo, ya que es la cita japonesa. Toca aguantar como un campeón. Después de la lógica fiesta (con barra libre incluida), consigo llegar a casa, darme una ducha e irme con mis amigos a tapear. Evidentemente, sabía que si me acostaba, estaba todo perdido, así que ahí seguí, de pubs hasta la deseada hora de las carreras. Objetivo cumplido y la sensación de que ahora mismo no podría hacer eso… La edad no perdona.

4. Cumpleaños de mi novia. Esta es la más reciente, de hecho de este pasado 2010, y sí, una vez más la sufridora es la chica del abandono en el Hipercor (si es que tiene el cielo ganado…). Pero a priori no hay problema, su cumpleaños cae en lunes, por lo que camino confiado hacia esa fecha, consciente de que no es día de carreras. ¿¡Cómo!? ¿¡Qué las carreras de Superbikes en Utah son el lunes!? ¿¡Por qué!? Habrá que improvisar, pasamos rápidamente de cena romántica y tranquilita, a comer en un chino a toda prisa entre las dos mangas. Quizás no es el perfecto cumpleaños que esperaba, pero sabe que no existía una mejor solución…

5. Concierto de Héroes del Silencio. Ocasión única donde las haya. Héroes del Silencio se encuentra entre mis grupos favoritos, y estoy ante la oportunidad de mi vida. Nunca he podido verlos en directo (en Algeciras se canceló un concierto en su época…), pero ahora se han vuelto a reunir y sólo darán diez conciertos. Uno de ellos en Sevilla, así que a comprar las entradas con muchos meses de antelación. ¡Oh, oh! Gran Premio de Malasia a la vista, habrá que concienciarse para aguantar una vez más como se pueda. Para que os hagáis una idea: salimos hacia Sevilla el mismo sábado, que lo pasamos tomando cervecitas en el Salvador (algo que todo el mundo debería hacer al menos una vez en la vida), hasta la hora del concierto, imaginaos las dos horitas largas de saltos, gritos y disfrute por supuesto. Termina y, para hacer tiempo hasta las carreras, no queda otra opción que visitar alguna que otra discoteca sevillana. Se acerca el comienzo de 125cc, así que de vuelta al hotel y a aguantar. Por supuesto, el momento más dramático es entre carrera y carrera, donde el sueño intenta hacer de las suyas. Afortunadamente, ya está abierta la cafetería, así que bajo a reponer fuerzas para ver MotoGP. Una vez más lo he conseguido.

Pues hasta aquí esta vergonzosa confesión que espero no os haya aburrido. Son muchas más las situaciones en las que he tenido que hacer un esfuerzo, y otras tantas en las que he escuchado típicas frases como: “¡Qué mas da! Si siempre es lo mismo, motos dando vueltas” o “Te lo grabo y luego lo ves en diferido”. Pero no, tiene que ser en directo, lo otro no vale, entre otras cosas porque con el nerviosismo acabaría viendo el resultado antes de que acabasen. En fin, que si alguien me propone algo, primero tengo que mirar mis calendarios. De hecho, este año ya tengo colgado el calendario oficial de MotoGP, donde puedo poner las pegatinas en los fines de semana que hay carreras. ¿Las de Superbikes? Pues a rotulador, jeje. Así nos ahorramos muchos problemas, ¡todos contentos!

Foto | Fiat Yamaha Team
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