Vespa S 125 ie
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Es hora de ponernos a los mandos de la Vespa S 125 ie y para ello nos acercamos hasta Vespa Gijón donde tienen una unidad esperándonos para probarla durante toda una semana. Tiene un color que está muy de moda últimamente, blanco, y con detalles cromados aquí y allá que salpican la carrocería dándole un bonito aspecto.
La Vespa S 125 ie es de las denominadas de chasis corto y antes de ponerme a sus mandos me pregunto si seré capaz de encajar correctamente. Pues sí, cojo perfectamente aunque la pinta de arañón no me la quita nadie. Como ya soy perro viejo en este tipo de motos, la primera prueba en parado es comprobar si las rodillas me dan en el manillar, así evito sustos posteriores en giros cerrados. Y esta primavera del 2012 supera la prueba sin despeinarse.
Vespa S 125 ie: una avispa entre el tráfico
Giramos el contacto, oímos como la inyección hace su trabajo y pulsamos el botón de arranque. Algo nos llama la atención ya que no lo esperábamos: el sonido. No suena a motor moderno sino que se puede reconocer perfectamente el pa-pa-pa-pa de las Vespa clásicas. El escape ha sido retocado de forma que recupere sonidos de antaño y afirmo que prácticamente lo han conseguido. Vale que no suene a dos tiempos pero tampoco al clásico scooter de cuatro que se oyen ahora.
Gas y salimos a toda velocidad. Una buena aceleración desde parado, con un empuje contundente hasta los 50 km/h (acordaros que estamos en ciudad). Se siente muy corta y estrecha, bueno en verdad es que lo es, y prácticamente te da la sensación de llevar la rueda delantera entre los pies.
Así puedes callejear entre el tráfico con una gran agilidad. En estas circunstancias, las ruedas de diez y once pulgadas te permiten hacer movimientos impensables junto con el gran giro del manillar. Exagerando podría decirse que casi eres capaz de hacer un cambio de sentido usando uno de los pies de apoyo como si de un compás se tratase.
En la ciudad, los frenos cumplen su función. El tambor trasero no destaca ni en un sentido ni en otro, simplemente ejerce de apoyo si queremos. El delantero por el contrario tiene un buen mordiente, no tan buen tacto pero si potencia en cuando apretamos la maneta. Creo que a veces demasiado, o al menos más de lo que podía digerir el neumático delantero porque en varias ocasiones, apurando la frenada en algún semáforo ámbar, se podía oír chillar la rueda delantera pidiendo clemencia.
No vibra prácticamente nada y el ajuste de todos los plásticos en la zona del faro y escudo es bueno, lo que redunda en que no haya ningún roce ni grillo aunque pasemos por encima de zonas adoquinadas o baches contundentes.
A poco que nos vamos alejando del centro de la ciudad hacia la carretera y nos vamos alegrando, comprobaremos que no destaca por su gran altura libre al suelo y no será raro que saquemos alguna chispa con el caballete si nos aplicamos en alguna rotonda.
Vespa S 125 ie: unas prestaciones más que dignas en carretera
Si queremos buscar un Coffee bar que no cierre temprano, no nos queda más remedio que salir a carretera al pueblo del al lado. Sin apenas tráfico podemos acelerar al máximo y comprobar las prestaciones de la Vespa S 125 ie. La verdad es que me ha sorprendido porque para ser una simple 125, su motor se comporta muy bien y le resulta muy sencillo llegar a superar por un poco los 100 km/h en el marcador.
Pero además mantiene esta velocidad de crucero sin demasiada dificultad, aunque la carretera tenga algún repecho. Si le buscamos las cosquillas y lo llevamos a alguna zona con bastante pendiente, subirá sin problemas a un máximo de 80 km/h, lo que está muy bien para un motor de esta potencia.
Toda la agilidad que tenemos en ciudad se vuelve en nuestra contra en carretera, convirtiendo la Vespa S 125 ie en casi hasta demasiado nerviosa si no tenemos cuidado. Un simple cambio de pesos se traduce en una inclinación de la moto, incluso empujando con fuerza los pies contra la plataforma podemos hacerla girar así que hay que estar atentos.
Igual de atentos hay que estar para no extralimitarnos en las curvas ya que una vez apoyada correctamente, no es difícil pegar de nuevo con el caballete, sobre todo si la superficie esta bacheada. Y es bastante peligroso porque podemos hacer tope y tener una caída. Por ello lo mejor es tomarse las cosas con calma y acordarse de que estamos sobre una Vespa y lo divertido es recorrer sin prisas una carretera de la costa o del interior, como en mi caso.
Y es que acompañó el tiempo durante toda la prueba y para la sesión de fotos, pues hice algo tradicional en Asturias: irse de sidras. Con la diferencia de que como no bebo alcohol la forma que yo tuve de irme de sidras fue algo diferente. Lo que hice fue acercarme hasta una pumarada, o lo que es lo mismo, una finca de manzanos y ver cómo iba la cosecha de este año.
Va bien, tendremos buena sidra, pero eso lo veremos el año que viene. De momento, mañana nosotros comprobaremos el comportamiento de la Vespa S 125 ie por autopista y con pasajero.
Continuará…
Agradecemos la colaboración de la vinatería Gota a Gota en Gijón para la realización de las fotos.
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