No hace mucho que desde esta página os comentábamos el mal estado de las carreteras de nuestro país. Incluso ya avisamos que fuerais ahorrando para unas ruedas de tacos. Pero ahora al leer el artículo que publica el confidencial con datos reales sobre el estado de las calzadas, se ve claramente que estamos ante una situación sin retorno, que no solo irá a peor sino que cada vez, presupuestariamente hablando, costará más dinero devolver a las carreteras a su estado antes de la crisis.
O decidme si no asusta que por ejemplo el estado de las marcas de pintura, las líneas de señalización marcadas en el pavimento de la vía desde el 2009, se está deteriorando al ritmo de entre un 15% y un 20% por año. En cuatro años, solo se verán la mitad de las señales. O lo que está pasando con el coeficiente de fricción del asfalto. Vamos, una situación ideal para desplazarse en moto.
Hay varios factores en las carreteras españolas, que influyen de forma directa en la seguridad vial y que están degradándose sin remedio ni parches que valgan. Por ejemplo el coeficiente de fricción, como indicador que marca el roce entre el neumático de un vehículo y la carretera, determinando así, además de su máxima aceleración posible, la mínima distancia necesaria para realizar una frenada. Según el confidencial asegura que su efectividad está bajando, en media, de entre un 10% y un 15% anual. “Siempre se resuelve que el accidente es culpa del conductor, nunca se tiene en cuenta el estado de conservación de la vía”.
Pero además, lo más triste de esta situación es el oscurantismo en el que se ve envuelto cualquier dato que confirme lo evidente. En teoría el ministerio posee "estudios pormenorizados" sobre los tramos de concentración de accidentes: ¿qué datos y qué información arrojan? La respuesta es el silencio administrativo.
Y como “hecha la ley hecha la trampa” el que crea que con la nueva Ley de Transparencia se va solucionar el problema y conoceremos todos esos datos, estará muy confundido. Como la ley faculta a cada departamento a definir los documentos sobre los que se basan las decisiones gubernamentales como “de uso interno” seguro que se apresuran a hacerlo con estos informes pormenorizados. En definitiva una vergüenza.
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