Los robos de motos son un problema de seguridad nacional en Gran Bretaña. Las grandes ciudades como Londres, Birmingham o Manchester están viendo como bandas organizadas de ladrones actúan con total impunidad (bueno, casi siempre) recurriendo a acciones cada vez más atrevidas y violentas.
Después de años multiplicándose exponencialmente los robos en Reino Unido parece que la policía londinense ha encontrado el modo de disuadir los delitos de robo de motos, aunque no ha gustado a todo el mundo: embestir a los ladrones.
La fuerza: el único método capaz de disuadir a los ladrones de motos
Los robos de motos van mucho más allá de los simples ladrones que se hacen con motos ajenas. Estos ladrones en su mayoría utilizan las motos robadas para utilizarlas como herramienta de trabajo en otros delitos gracias a su rapidez y facilidad de movimiento. En su mayoría se roban scooter para este propósito mientras que las motos de mayor cilindrada se destinan a la venta ilegal de sus piezas.
El descaro de los ladrones les ha llevado a actuar con total impasividad a plena vista durante las horas centrales del día, intentando robar por tercera vez una Yamaha MT-07 con sus dueños en casa y amenazándoles para que no salgan, rompiendo las ventanas del domicilio incluso como intimidación para llevarse una Ducati 899 Panigale o blandiendo objetos contundentes y cortantes contra los transeúntes que les recriminan su actitud en la calle.
El problema de los robos es tan complejo como desagradable. Los delitos relacionados directa o indirectamente con motocicletas se han disparado un 1.000% en tres años y han tenido consecuencias tan lamentables como el grave atropello a un niño de tan solo 10 años por parte de dos ladrones que sustrajeron una Triumph Daytona 675.
La policía ha probado prácticamente de todo. Desde el uso de bandas de pinchos para interceptar a los ladrones en sus huidas como patrullas de acción rápida con agentes montados también en scooter para intentar llegar lo antes posible al lugar del crimen. Nada da resultado mientras los ladrones se siguen mofando.
Aunque se ha reducido en número de robos en el último año, la imposibilidad para acabar con la lacra de los robos por las vías convencionales está la policía británica está comenzando a utilizar medios más contundentes.
Como las autoridades no son capaces de disuadir a los ladrones en sus actos y no llegan a tiempo para evitar los actos, están pasando a la acción: acabando con las persecuciones embistiendo a los ladrones con los coches patrulla ante la incredulidad de los malhechores, o ejerciendo una presión tal que fuerzan la caída de los que intentan huir.
Este modus les ha servido para cosechar tantos halagos como críticas. Un alto porcentaje de la población británica está especialmente cansada de sufrir robos y delitos relacionados con motos hasta un punto de crear un clima de inseguridad insostenible, por lo que han defendido las acciones de la policía.
En el otro lado de la balanza hay voces que están criticando duramente estas actuaciones. Diane Abbott es parlamentaria del Partido Laborista y no ha dudado en mostrar su rechazo frontal a estas medidas. Según Abbott estas acciones van directamente contra la seguridad ciudadana y ponen en riesgo la vida de los delincuentes y del resto de habitantes. La comunidad tuitera ha sepultado a la parlamentaria bajo una avalancha de argumentos que defienden a la policía.
El uso de la fuerza por parte de las autoridades siempre ha sido, es y será una medida controvertida. No hay duda de que es preferible cualquier otra acción que evite recurrir a acciones potencialmente peligrosas, pero lo cierto es que desde que la policía ha sacado su cara más 'Bad Boy' los delitos relacionados con motos se han reducido en más de 10.000 casos con respecto al año anterior.
Otro factor que hay que tener en cuenta es que hasta hace bien poco los ladrones solían quitarse el casco al iniciar una persecución con la policía. ¿El motivo? Así evitaban que los agentes les arrollasen en persecución para evitar posibles costosas demandas por daños a título particular.
Ahora en la mayoría de los casos las autoridades aseguran que esta práctica está cada vez menos presente, lo que unido a las cifras decrecientes de los robos parece indicar, por fin, un cambio de tendencia.