Las e-bikes están ganando presencia en el mercado. Muchas marcas se están animando a hacer su propia bicicleta eléctrica y es también común ver como los particulares se suben al carro de la electrificación instalando kits aftermarket.
Esto de instalar kits de potencia en las bicicletas es una práctica que en Alemania parece que se ha hecho más común de lo que debería y está trayendo problemas de seguridad vial.
Alemania, un aumento de los accidentes en bicicleta eléctrica del 32,6% en 2019
Alemania es un país en el que el uso de la bicicleta en el ámbito urbano está más extendido que en España. Es por esto que el número de percances en los que se ven involucrados este tipo de vehículos es importante para la Oficina Federal de Tráfico de ese país, institución equivalente a la Dirección General de Tráfico en España.
El número de accidentes en bicicletas eléctricas en Alemania lleva dos años consecutivos aumentando en el país germano y esto ha puesto en alarma a las instituciones de tráfico que destacan también la tendencia alcista de la instalación de kits de potencia que no son legales.
Hay que diferenciar entre e-bikes y bicicletas de pedaleo asistido, y es el segundo tipo el que trae más quebraderos de cabeza a las instituciones públicas, pues son, en su mayoría, kits que se pueden instalar en una bicicleta tradicional. En Alemania no está permitida su venta y tampoco su uso en la calle, pero sí que se pueden usar en terrenos privados. La picaresca aparece con la compra online y la instalación de este tipo de kits gracias al seguimiento de tutoriales online.
Kits que juegan al borde de la ley
La compra de kits para modificar una bicicleta tradicional y hacerla eléctrica no para de creceren Europa, y por ende, es algo que también sucede en España. Es una práctica peligrosa ya que el chasis y los componentes no están pensados en origen para comportarse bien con más potencia y pueden surgir problemas y roturas que suponen caídas importantes.
Muchos de estos kits son de "pedaleo asistido" y se mueven al borde de la legislación. Se puede utilizar la bicicleta a tracción animal aun con el kit instalado, pero apagado, aunque no se puede utilizar en modo eléctrico. Muchos de estos kits incorporan un interruptor de encendido y apagado del sistema eléctrico, por lo que la detección de su uso por parte de los agentes de tráfico es muy difícil.
Además, está el tema de la potencia del motor y de la velocidad máxima permitida. Siempre y cuando monten de fábrica un motor que supere los 250 W y excedan de 25 kilómetros por hora deberían ser consideradas como ciclomotores. Con esto pasarían a otro grupo de vehículos que necesita ser matriculados, pagar seguro y no podrían usar los carriles bici.
En Alemania este problema está en la palestra pública y hay voces que piden que se modifique, incluso hay quienes piden que se creen sendas ciclables para bicicletas eléctricas.
Si ponemos el foco en España, el tema de las pedelec y de los patinetes eléctricos (ambos entran dentro del mismo grupo) es un dilema para la DGT. Poco a poco, según se generaliza su uso, va regulándolos por tipo de vehículo pero queda mucho trabajo por hacer especialmente en términos de seguridad vial.
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