Rafael Castro nos enviaba una pista sobre el artículo que Arturo Pérez Reverte publica esta semana en su columna del XL Semanal. Gracias Rafa. En esta ocasión Reverte nos cuenta, como solo él sabe, una anécdota cotidiana sobre un incidente entre un motorista “Mensaka” y uno de esos muchos despistados-enlatados al volante.
Ni que decir tiene, que me encanta como escribe Pérez Reverte, aunque a veces no comparta algunos de sus contenidos más ácidos. Pero esa perspectiva tan peculiar que tiene de analizar los hechos, que es capaz de atrapar tu atención y conseguir divertirte, emocionarte o incluso cabrearte le hace ser uno de los grandes. Además su antigua afición a la moto se refleja al escribir con añoranza en más de una ocasión sobre este tema.
Haciendo un repaso rápido por sus artículos nos encontramos con historias antiguas sobre la temática de la moto. Así tenemos el que escribió sobre “Dos chicos y una moto”. Fantástico relato que más de uno hemos presenciado en la comodidad de nuestro coche y que incluso hemos vivido en nuestra propias carnes.
O como el más reciente titulado “El mensaka del semáforo” en el que en escasas 50 líneas es capaz de trasportarnos, como en la mejor de sus novelas al semáforo en rojo junto al mensajero en moto que ni por asomo intuye la que se le avecina.
Por suerte todo queda en un simple susto, pero cuantas veces vemos que un simple despiste se convierte en algo más grave.
Y para cerrar de una manera colosal la historia, el comportamiento ejemplar del “mensaka.”
es una lástima. Me gustaría reconocerlo en cualquier calle, con la moto parada. Aparcar cerca, señalar el bar más próximo e invitarlo a una caña.
Vía | Patente de Corso
Foto | Gauchada