El Gran Premio de Holanda ha sido toda una inyección de moral para Marc Márquez y el equipo HRC. El piloto sabía que la visita a Assen iba a ser complicada con un Jorge Lorenzo en racha y las Yamaha muy fuertes durante todo el fin de semana pese al calor, lo que se ha podido comprobar nada más apagarse el semáforo.
Márquez no se veía favorito en Assen, iba a salvar los muebles y al final se ha ido a casa con una nueva victoria y un liderato aún más sólido tras una carrera complicadísima y, sin duda, de las más emocionantes que hemos visto en los últimos años.
Una victoria sin estrategia, sólo con coraje
"Llevábamos dos carreras que nos dormíamos y la adrenalina se ha recuperado de golpe", bromeaba tras el podio Márquez entre sonrisas, aunque para él ha sido una carrera mucho más complicada de lo que podría esperarse.
"No queríamos una carrera así porque cuando vas liderando el campeonato y tienes puntos de ventaja no quieres entrar en peleas", declaraba quien hoy por hoy es líder destacado en la clasificación general con 41 puntos de ventaja sobre Valentino Rossi, quien en la carrera de hoy ha rozado el podio y ha demostrado que a sus 40 años aún es el digno merecedor de la segunda posición que ocupa en la tabla de puntos.
"Al principio me lo he tomado con calma para intentar entender el viento", confesaba el 93. Y es que en Assen siempre sopla viento cruzado pero hoy tenía mucho más de lo que preocuparse que del aire que azotaba en la recta de atrás. "Pronto he visto que lo de hoy eran palabras mayores, había hachazos en cada curva".
Viendo la situación Marc ha llegado a la conclusión de que si no atacaba no podría lograr ganar posiciones, "así que me he puesto a atacar. Ha sido una carrera divertidísima".
El comienzo de carrera pese a que Márquez ha mantenido la primera posición lograda con la pole, el protagonista ha sido un Jorge Lorenzo que saliendo desde la cuarta fila se ha metido en segunda posición. "No me lo esperaba para nada. He visto una moto roja que me ha tocado y pensé que era Dovizioso, ¡pero no! Tengo la marca del neumático pero no pasa nada, alguien tendrá la del mío"
Sobre su duelo con Lorenzo, Márquez ha declarado que ha sido muy complicado porque el de Ducati era muy fuerte en aceleración y frenada y se estaba dedicando a cerrar todas las puertas por lo que "sólo tenía un punto de adelantamiento en la curva rápida, la más difícil, y la cinco".
Después del enfrentamiento con el 99 le ha tocado el turno en la curva cinco a verse las caras con Rins. El de Suzuki le pegó el hachazo tradicional de Márquez a él y casi le cuesta una caída al de Honda. "Me quedé colgando de la moto, me lo apunté y tenía que devolvérsela".
"Ha sido una carrera muy bonita, ha habido contactos entre todos pero siempre con respeto y dejando espacio", o bueno, más o menos. A final de carrera en plena batalla con un renacido Maverick Viñales, Márquez asegura que en el paralelo que han mantenido el de Yamaha le ha tocado la maneta de freno, ha tenido que dejar de frenar y por eso se ha ido largo en la entrada en curva. "Quizá ahí haya sido el punto donde he estado más descontrolado".
"Aunque esperaba tener algo más guardado a media carrera la verdad es que he tenido que esperar al final porque he visto que no había manera y ya ha sido cuando lo he dado todo", y es que el de Honda ha marcado la diferencia girando más rápido que en toda la carrera durante las últimas vueltas en un arreón que ha sido decisivo para recuperar una victoria que le estaba siendo esquiva durante los últimos Grandes Premios.
"No quería jugarme la victoria en la última chicane por si acaso", confesó entre risas. "Era muy rápido en el último parcial, pero he decido apretar antes y ver si por atrás se molestan, y me ha salido bien", Márquez ha podido encarar una última vuelta más relajado, una última vuelta que sabe a mundial.