Érase una vez una categoría reina que era aburrida

Érase una vez una categoría reina que era aburrida
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Este domingo hemos visto un claro exponente de evolución de las carreras de MotoGP que estamos viviendo últimamente. Tres pilotos (todos con moto oficial) arrancan tras apagarse el semáforo, nadie más es capaz de seguirlos, entre ellos sólo se adelantan una vez a media carrera y llegan a la meta con cierta diferencia entre si. Con este párrafo podríamos resumir buena parte de las carreras de esta y de alguna temporada más. ¿Qué pasa en MotoGP?

Los gurús del Mundial de MotoGP nos explican casi todas las semanas que el problema está en que la categoría se ha hecho muy cara y por eso las marcas, poco a poco, van abandonando la competición. Actualmente se barajan algunas opciones mediante un nuevo reglamento que haría las carreras un poco más asequibles (y por lo tanto atractivas) para las marcas. Pero esta reglamentación no acaba de llegar ni las marcas parecen dispuestas a soltar su bocado de la presa para que lleguen otros que puedan hacerles sombra.

El año pasado a una de las cabezas pensantes se le ocurrió inventar una categoría que se las prometía muy felices y que podría atraer nuevos fabricantes a la categoría. Aparecieron las CRT, que podían utilizar motores derivados de serie sobre chasis prototipo. El problema está en que estas nuevas motos no son competitivas cuando compiten directamente contra los prototipos de MotoGP. Pero esa falta de competitividad no parece estar en la mecánica ni en las prestaciones puras de las CRT, sino que la electrónica necesaria para llegar al nivel de MotoGP es prácticamente inalcanzable a corto plazo y a largo plazo nadie sabe si llegarán (ni parece tener la paciencia suficiente).

Casey Stoner en Laguna Seca 2012

¿Necesita MotoGP un nuevo reglamento? Seguramente si, pero un nuevo reglamento tampoco parece la panacea que salve a la categoría. Yo apostaría más por una revolución competa en el mundial para hacerlo más atractivo. Voy a ver si soy capaz de explicar esto. Por un lado parece claro que hay que reglamentar las motos para hacerlas más parecidas entre si. Esto ya lo hemos visto en Moto2 y Moto3 donde la habilidad del piloto parece primer por encima de las prestaciones (mas o menos homogéneas) de las motos. Ofreciendo así un espectáculo bien interesante.

¿Qué problema hay para llegar a ese reglamento que todo lo soluciona? De nuevo nos fijamos en los gurús del mundial para ver que pasa. Por un lado está Honda, con todo su poderío tecnológico, que no quiere ver limitada su supremacía respaldada por los recursos casi ilimitados de una de las fábricas más poderosas del planeta. De otro lado está Ducati, que con su filosofía y manera de hacer las cosas consiguió derrotar al goliat de la categoría. Pero sus limitados recursos (en comparación a los de la marca japonesa) no la hacen propensa a aceptar restricciones que puedan ir en contra de esa propia filosofía técnica. La tercera fábrica involucrada en el mundial, Yamaha, no parece estar interesada en nada de esto ya que su actual estatus le permite optar a un campeonato mundial demostrando la calidad de sus motos. Aunque la crisis también les afecta en forma de carencia de patrocinador parecen estar más o menos cómodos con la situación actual tal cual está.

¿Qué panorama nos deja esto? Pues si las cosas no cambian, la próxima temporada veremos seis motos oficiales en equipos oficiales de fábrica. Otras seis motos oficiales en equipos satélites y con suerte un grupo más o menos grande de CRT. El problema es que las CRT no parecen tener ninguna opción a conseguir siquiera una victoria. Las motos de los equipos satélites puede que tengan alguna opción más a la victoria, pero su desarrollo y prestaciones siempre están en un segundo plano porque las grandes marcas no les van a favorecer por delante de las motos de equipos oficiales que ponen mucho dinero en juego. Así que con suerte tenemos seis motos oficiales en equipos oficiales que pueden aspirar al título.

Jorge Lorenzo en Mugello 2012

¿Son interesantes carreras de quince o veinte motos en las que sólo hay seis (con suerte) con opciones al triunfo? A mi no me lo parece. Además los propios pilotos se desmotivan rápidamente cuando se dan cuenta (si no lo saben antes) de que su montura no es más que una rellena-parrillas y que el “bacalao” está repartido de antemano. ¿Soluciones? A bote pronto la única solución (o la más rápida) sería optar por un mundial mono-marca. Pero esto que ha funcionado tan bien en las categorías “pequeñas” parece difícil de implantar en la categoría reina.

Podrían funcionar algunos sistemas y reglamentos de la Fórmula 1 que obligan a congelar la tecnología utilizada e igualan los recursos entre todos los contendientes. Pero para esto hace falta que las marcas que actualmente dominan el mundial den su brazo a torcer. El problema es que a día de hoy no parecen darse cuenta de que si no dejas que nadie más participe en el juego (MotoGP) al final puede que todos estén al otro lado de la valla jugando a otra cosa (Superbikes) mientras tu te aburres dominando una categoría que no atrae a nadie. Deja de ser interesante para los patrocinadores y los espectadores y acaba por morir.

Fotos vía | MotoGP.com

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