Ríos de tinta ha traído el vídeo realizado por Monster en el que Jorge Lorenzo nos mostraba la casa que posee en los alrededores de Barcelona. Pudisteis verlo en estas mismas páginas antes de que la propia marca de bebidas energéticas lo tuviese que retirar de su canal debido a las críticas recibidas.
Es una claro ejemplo de cómo un patrocinador puede cargarse toda tu credibilidad en ocho minutos escasos. Porque da igual que lleves dos campeonatos del mundo y tres subcampeonatos, siendo derrotado pero dándolo todo en la pista. Y da igual que además de cómo piloto, hayas crecido también como persona desde un chaval imberbe que soltaba lo primero que pasaba por su cabeza a la actual, mucho más comedida.
Jorge Lorenzo siempre ha sido el rebelde de la parrilla, el antisistema. El que hacía las cosas a su manera teniendo luego que cargar con las consecuencias. Sus enfrentamientos en 250 con Dani Pedrosa lo convirtieron en el archienemigo de las masas. El 90% apoyaba al piloto catalán mientras el balear, al que le faltaba un punto de pilotaje, iba de crítica en crítica.
Pero llegó a MotoGP donde los aficionados buscaban otro ídolo, sobre todo aquellos que estaban cansados del monopolio de Valentino Rossi. Y cambiaron las tornas. El italiano lanzó duras críticas, luchó mediáticamente como hizo con Sete Gibernau y apareció el famoso muro de por medio. Pero Jorge, acostumbrado a luchar en solitario, se convirtió en alguien más fuerte en todos los aspectos.
De repente en el 2012 se cambian las tornas. Jorge Lorenzo era el piloto querido mientras que Casey Stoner, espectacular como pocos es el enemigo a derrotar por la afición. Sobre todo por sus críticas, porque si no le gusta que se vaya del campeonato. Y el de Yamaha se hace con su segundo entorchado.
Pero llega 2013, con el huracán y mucho más mediático Marc Márquez. La credibilidad de Jorge Lorenzo baja. Critica (con o sin razón, ahí cada uno dirá lo que le parezca) las maniobras del de Cervera. Pero nadie puede decir que no lo da todo hasta la última carrera, dándonos a los aficionados una temporada para recordar.
Pero sus detractores ya tienen escusas para apoyar a otro piloto, el único que le hacía sobra en la pista. Sacan la cabeza después de unos cuantos años callados en el anonimato o saltando de flor en flor de la parrilla. Cualquiera que pudiese poner contra las cuerdas al mallorquín aunque fuese una carrera.
Y cuando las cosas más o menos están tranquilas, aparece un vídeo nada afortunado. Si en vez de Monster, lo hubiese firmado Red Bull (que en esto del marketing le da mil vueltas a todos), estaríamos hablando de otros términos. Pero no, porque esa bebida está asociada a Marc Márquez.
No voy a decir que Jorge Lorenzo no tiene culpa porque sabemos que controla todos los aspectos de su vida y le gusta dar el visto bueno a todo lo que sobre él se emite, ya sean fotos, entrevistas o vídeos. Pero quizás, y sólo quizás, el aspecto gamberro que quería dar en el vídeo se volvió en su contra. Y lo que podría ser un "quién vive ahí" pasa a ser un "ahí no hay quien viva".
El 2014 está a la vuelta de la esquina y con ello una nueva temporada. Pero va a ser difícil. Difícil en la pista y difícil fuera de ella intentando recobrar la credibilidad. Toca de nuevo partir de cero aunque el daño ya está hecho, para deleite de unos cuantos.