Hace sólo cinco días que una joven compañía de videojuegos se lió la manta a la cabeza para publicar su segunda obra. Un juego de trial que apuesta por el entretenimiento y el espectáculo visual y que, casi con total seguridad, se convertirá en uno de los éxitos de la App Store. Rock(s) Rider ha llegado al público con un precio de 2,39 euros. Es decir, a medio camino entre los juegos más caros y lo más económicos. La pregunta del millón es, ¿merece la pena?
Rock(s) Rider se ambienta en un mundo urbano underground, lejos de intentar ser un simulador serio de trial profesional con Toni Bou a los mandos. En su lugar, podremos imaginarnos más como un Julien Dupont metido en naves industriales repletas de obstáculos con los que disfrutar y pasar el rato. Porque de eso se trata, de pasar el rato. Cuenta con un modo historia – el principal – que sólo sirve de excusa para introducirte a la mecánica del juego. Nos plantean dos mundos, de momento, de 12 niveles cada uno en el que el siguiente nivel se desbloquea al superar el anterior. Exactamente igual que, por ejemplo, en Angry Birds.
Esos dos mundos cuentan, además, con un jefe final – en el juego, el personaje que "regenta" la nave industrial – que se enfrentará a nosotros en duelo en el último nivel. Éste es uno de los puntos fuertes, lo diferencia del resto de juegos similares y lo dota de mayor durabilidad pues necesitaremos bastante empeño para vencerles. En el resto de niveles nos encontramos distintos retos, a saber, acabar por debajo de un tiempo marcado, no caer, encontrar extras escondidos – decoraciones para moto/piloto –, recoger determinado número de estrellas etc… Estos objetivos secundarios prolongan un poco más el "vicio" del jugador con su iPhone o iPad. Las pantallas, por lo general, son muy amplias y permiten un buen número de checkpoints a lo largo de nuestro camino hacia la meta. Un potencial que no ha sido explotado al máximo por la gente de ECA, aunque prometen mucho más en próximas actualizaciones.
Y hará falta, porque calculamos que necesitarás sólo unas tres horas de juego para conseguir llegar al final del modo historia. A partir de ahí, dependerá de tu pericia y de tu tiempo libre hacerte poco a poco con todos los extras a modo de objetivos que ofrece. Un reto que se ve gratamente recompensado pues, conforme vayamos acercándonos al 100% completado se irán desbloqueando niveles para divertirnos con un trike. Y es que las dos ruedas delanteras son sólo uno de las modificaciones que sufrirá nuestra máquina dependiendo del nivel en el que participemos, montando pegs – esa pieza de metal utilizada en BMX – en el manillar o en los ejes para deslizarnos cuando la ocasión lo permita.
Sobre el control y la jugabilidad. Puede que al principio se nos haga extraño, quizás brusco y poco sutil, pero a medida que pasen los niveles llegará un punto en el que podremos disfrutar de unas físicas bastante buenas controlando la moto a nuestro antojo. Esas físicas se ven alimentadas por el lujo visual que supone Rock(s) Rider, siendo, de lejos, el juego de motos con mejores gráficos de toda la App Store. Gracias a ello las máquinas lucen a lo grande con una estética radical que recuerda lo visto en la versión asfáltica de la KTM Freeride E.
Así que, a la pregunta inicial del post: ¿merece la pena pagar 2,39 euros? Contestaré con un rotundo sí. Y lo hago ya a la espera de que lleguen más niveles y posibilidades como el multijugador. Así, en resumen, un gran juego de potencial increíble. Por cierto, subrayar que además ha sido optimizado para los iPhone 3GS y iPod touch de tercera y cuarta generación.
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