A las siete de la mañana comienza nuestra primera jornada en Marruecos con el desayuno en el buffet del hotel. Estas no son horas de desayunar, será que aún no han aprendido que “prisa mata amigo”. Los nervios se notan en el ambiente ya que casi todos nosotros es la primera vez que hacemos este tipo de ruta salvo el jefe Antonio y Aziz el Africano amigo y colaborador de Antonio que pone la nota de color entre tanto naranja butanero con su Honda CRF450.
Enseguida nos vestimos de romano y nos encontramos en la entrada del hotel para realizar la oportuna foto de salida en la que como podéis ver salvo la CRF de Aziz y la XR de Juanma predominan las KTM ya que Oasis Aventura también ofrece la posibilidad de alquilar la moto para la ruta, siendo esta la KTM 450 EXC. Enseguida partimos los diez integrantes a repostar nuestras motos en la primera gasolinera para comenzar el duro día que nos espera.
Realizado el repostaje Antonio nos da el primer briefing pero en esta ocasión las mismas normas que me enseñaron cuando comencé a montar en moto de campo son aquí también de aplicación. Como no podía ser de otra manera, todas ellas están basadas en el respeto a las personas que nos podamos encontrar, bajando el ritmo la atravesar los pueblos, apartarnos para ceder el paso o incluso detener las motos en caso de encontrar ganado en nuestro camino.
Una vez que estamos todos con las motos a punto comenzamos un tramo de enlace por carretera atravesando un precioso puerto de montaña en el que hay que estar constantemente recordando que llevas ruedas de tacos para no “emocionarte” demasiado ya que el asfalto no se lleva bien con este tipo de ruedas. Enseguida nos encontramos en una pista de arena con alguna piedra que otra en la que una nueva advertencia del jefe nos pone sobre aviso sobre las zanjas y cortados que atraviesan el camino.
Y tal y como podéis ver en el espectacular vídeo que ha montado Javier Cermeño, otro de nuestros compañeros de aventura con su KTM 450 del 2010. Es increíble como se ocultan estas trampas que te pueden ocasionar una grave caída. Ya que puedes ir confiado por una pista sin aparente dificultad, y no precisamente despacio, cuando en milésimas de segundo aparece el socavón y tienes que decidir si aprietas los dientes y frenas con todas tus ganas o por el contrario das más gas para levantar la rueda delantera y así poder pasar no sin apuros esta trampa invisible.
Precisamente en esta pista saliendo de uno de esos cortados con curva a la derecha perdí la rueda delantera con tan mala suerte de caer sobre unas piedras y pese a llevar todas las protecciones posibles estas dejaron en mi cuerpo los mejores colores morados de toda la Semana Santa. Después de esta caída perdí la confianza y si añadimos a esto las terrible rambla de piedras que estaba por llegar me costó un triunfo poder llegar hasta el final de esta dura etapa.
Los 50 kilómetros de piedras trascurrían por el cauce de un río seco en el que pasabas de circular por una especie de grava a atravesar canchales de piedra suelta o pasos complicados de enduro lento y técnico. Por lo que el esfuerzo para mantenerte encima de la moto rebotando de un lado a otro era muy intenso. Después de etapas como esta en la que ni por asomo llegas a alcanzar la velocidad de los pilotos en competición se valora mucho más todo su trabajo, deben ser lo más parecido a Super-Hombres.
Después de tanta piedra, aún por la noche en la habitación del hotel cerraba los ojos y solo era capaz de ver piedras. Nos invitaron en la casa de una familia bereber a tomar el té, con el consiguiente revuelo de todos los muchachos del pueblo. Posteriormente una parada para comer algo ligero y continuar ruta por pistas con piedras semienterradas con las que llegan los primeros topes de suspensión y llantazos que suenan como campanadas al ir a bastante velocidad. Llegado al hotel el compañero Arturo se cae derrapando casi parado y se hace daño en la rodilla.
Cenamos en el comedor un rico tajine y muchas bebidas para reponer los líquidos perdidos e ir pronto a la cama que mañana otra vez hay que estar desayunando a las siete de la mañana. Además tocan dunas en el desierto del Erg Chebbi.
Gracias de nuevo Javier por el espectacular vídeo que has montado.
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