Desde un oscuro garaje en las lejanas tierras del sol naciente llega una Harley-Davidson muy peculiar, algo completamente distinto a lo que estamos acostumbrados a ver moverse impulsado por un motor de Milwaukee. La persona responsable de esta preciosidad se esconde tras la corporación Nihiru Custom Psycle, y yo no se vosotros, pero a mí el japonés se me da bastante mal y no puedo daros muchos detalles de este bicho inspirado de pies a cabeza en el mundo de la aeronáutica. Eso sí, me ha dejado ojiplático.
Está claro que leyendo no nos vamos a enterar de mucho en la página de Daykuobe, pero mejor dejemos hablar a estos japoneses a través de su trabajo. A la Harley-Davidson original no consigo identificarla, y menos aún con ese traje a medida que parece tan bien terminado que podría ser perfectamente una unidad de serie. La impronta aeronáutica está muy presente en todos los recovecos de esta creación sobria pero de una vistosidad inigualable, y si no me creéis fijaros en los escapes laterales que brotan a través de uno de los laterales del carenado.
La parrilla delantera deja pasar el aire a través de un entramado de metal que me recuerda a los cazas de la segunda guerra mundial y que no quiero ni pensar la cantidad de horas que habrán dedicado para dejarlo rematado de esa manera tan sublime. Me juego lo que queráis a que han usado muy poquita maquinaria para hacer todas estas especialmente diseñadas a medida de esta Hot Rod.
El chasis es un hardtail absurdamente bajo, la suspensión trasera se reduce a dos muelles bajo el asiento, carece de freno delantero para dejar a la vista toda la llanta delantera sujeta por la preciosa horquilla de muelles al aire, el arranque es a patada y seguramente suene más fuerte que un Mustang P-51. Todo son inconvenientes, pero ¿a que os daríais una vuelta luciendo palmito?.