El mundo de la moto es muy pasional. Detrás de él hay historias muy bonitas que a veces nos dejan con alguna lágrima en los ojos, o profundas reflexiones. Y no hace falta que sean historias largas. La de este fotógrafo de motos (@itsu_no_manika) que tan solo dura unos segundos es una de ellas.
Con su cámara ha captado a una pareja de ancianos que recorre Japón en una moto con sidecar. Y aunque las tomas duren unos segundos, la lección es para toda la vida: no hay edad para dejar de disfrutar encima de una moto. Solos o acompañados.
Sacarse el carnet con 70 años y recorrer Japón en sidecar
Un buen ejemplo del mantra anterior es la toma capturada por este fotógrafo. La escena le pareció importante, y así lo demuestra el gran número de visualizaciones y 'me gustas' que tiene. Los protagonistas son un hombre, una mujer y un sidecar en el que viajan por todo Japón.
La pareja estaba sentada en una farmacia en la estación de Fushimi, en la prefractura de Kioto, en el corazón de Japón. "¿Venís juntos en la moto?", les pregunta el fotógrafo, curioso. "Sí", responden los dos ancianos, que concretan que uno de ellos tiene "83"; ella algo menos.
Los problemas de movilidad de uno y otro parecen evidentes. Aunque pueden andar, los dos necesitan el apoyo de una cachaba. Pero eso no es impedimento porque en el sidecar no hay que tumbar tanto como en una moto. Y si ambos disfrutan, no hay mas tutía.
El caso es que el señor, que es quien conduce la moto con sidecar, comenta que se sacó el carnet con 70 años, y ahora tiene 83. Lleva 13 años dando tumbos por Japón al lado de su esposa, disfrutando: "Me saqué el carnet de moto con 70 años y desde entonces he estado conduciendo", dice.
Ambos se montan en la moto, felices, y parten. Una preciosa lección de que no hay edad para montar en moto. Mucho menos para ir en un sidecar, que realmente es una experiencia totalmente distinta de conducción en comparación con una moto de toda la vida
En una moto con sidecar lo del equilibrio e inclinación tienen poco que ver. El sidecar proporciona una mayor estabilidad debido a su estructura de tres ruedas. Sin embargo, esta estabilidad también implica un manejo diferente: las curvas requieren mayor esfuerzo y técnica, se siente como otro vehículo, aunque con manillar.
La sensación de libertad y conexión con la carretera sigue presente, pero se acompaña de una sensación de seguridad adicional y la posibilidad de llevar un pasajero o carga extra cómodamente. Como en el vídeo.