¡Nadie es perfecto! Repasamos los siete errores más comunes en moto para que conduzcas seguro
Ninguno de nosotros es un motorista perfecto. Todos los aquí presentes hacemos cosas mal cuando nos enfundamos el casco, ya sea de forma voluntaria, involuntaria, consciente o inconsciente. Siempre tenemos cosas que aprender y formas de mejorar nuestra seguridad cuando vamos en moto.
Ahora que estamos en unas fechas tan señaladas donde pasamos más horas de las normales con nuestra familia estaría feo saltarnos una de estas reuniones por tener que hacer una visita al hospital, así que vamos a hacer un repaso por siete de los fallos más comunes cuando utilizamos nuestras motos. Y recuerda que nadie te está echando nada en cara, pero ser conscientes de nuestros errores es el primer paso hacia una conducción con menos riesgos.
Pensar que somos Trinity en Matrix
Cuando vamos en moto, por lo general, llevamos los niveles de adrenalina un poco más elevados de lo habitual y esto a su vez provoca que queramos elevar aún más ese nivel. La mayor movilidad de las motocicletas unido a su menor tamaño son muy útiles a la hora de sortear atascos, pero en ocasiones seguimos zigzagueando más allá de nuestras posibilidades por el simple hecho de poder hacerlo. Aunque parezca que el resto de vehículos van parados lo más normal es que nosotros estemos yendo demasiado rápido.
Que lo hayamos visto en cualquier película donde el prota va en moto no quiere decir que seamos tan indestructibles como ellos. Podernos meter por huecos que para el resto son imposibles y circular más rápido que los coches que nos rodean nos da una falsa sensación de seguridad y control que puede acabar de forma abrupta con un susto, o con algo más desagradable.
No utilizar el freno trasero
Puede que lo hagamos por comodidad, por pereza, por desconocimiento, por falta de movilidad en el pie derecho (o la mano izquierda) o cualquier otro motivo, pero no usar el freno trasero de nuestra moto es un error como un piano de cola. Sí, ya sabemos todos que el freno delantero es el que aporta la mayor potencia de frenado, pero no todo es cuestión de potencia.
El freno trasero sirve para mucho más que para mantener la moto quieta en los semáforos, con él seremos capaces de aportar un extra de frenada dentro de una curva en la que nos hayamos colado sin tener que exponernos al riesgo de frenar con el delantero, reducir la distancia de frenado en caso de emergencia, podremos iniciar con él las frenadas para mantener la moto mucho más estable y aportar un plus de comodidad a nuestro pasajero cuando viajamos con paquete.
Rodar más allá de nuestros límites
Siempre hemos dicho que las motos modernas no te las acabas así como así. Cualquier moto con un mínimo de potencia y aptitudes deportivas ya suele ser más que suficiente para sobrepasar las habilidades de un porcentaje altísimo de los motoristas. O dicho de otra manera, el límite de las motos suele quedar bastante más lejos que el límite de los motoristas. El línea recta cualquiera le retuerce la oreja a una deportiva media (por ejemplo), el problema es que luego hay que meter en curva a ese misil.
Nadie te dice cómo tienes que ir, es tu sentido de la responsabilidad el que te marcará el ritmo. La honestidad contigo mismo será tu mejor amiga
Rodando en solitario no suele haber demasiado problema y sabes cuál es tu ritmo, aun así lo más inteligente es mantener la cabeza fría y saber qué puedes y qué no puedes hacer. Otra historia es si salimos a hacer unas curvas, o incluso en circuito, habrá otros motoristas y cada uno tiene un nivel y como somos asín nos solemos calentar con cierta facilidad.
Consejo: no seas cafre. Procura rodar con gente de tu nivel o, como mucho, con gente que tenga un nivel algo superior para que tiren de ti. Intenta no seguir gente que va mucho más rápido ni abrases a otros que van más lentos que tú, o acabarás por tener alguna sorpresa poco gratificante. No tienes que demostrar absolutamente nada a nadie, ni vas a ganar ningún Gran Premio. Limítate a disfrutar, serás más feliz y durante más tiempo.
Subestimar las curvas
Cuando andas en esto de la prensa de las motos pasas la mayor parte del tiempo rodando por carreteras que no conoces, pero no hace falta salir demasiado de tu radio de acción para saber que uno de los peligros latentes más comunes cuando ruedas a buen ritmo es el de valorar erróneamente las curvas. Y el que diga que no se ha equivocado nunca en una miente, así de claro.
Las carreteras parecen inertes e inofensivas, pero son organismos vivos que en ocasiones querrán ponernos las cosas difíciles
Hay muchas cosas a tener en cuenta a la hora de tomar una curva, ya sea una que conoces como en otra totalmente desconocida. Además del radio de la curva en sí mismo debemos equilibrar nuestra posición en la carretera, la velocidad a la que llegamos, la posición del cuerpo y el grado de inclinación entre los factores más importantes.
Hacer mal algo de esto es más común de lo que parece. No tiene que significar necesariamente una caída, pero sabrás que has hecho mal una curva cuando te toca frenar dentro de la trazada para no irte largo y te aproximas peligrosamente al límite de tu carril.
No leer la carretera
Muy unido al punto anterior se encuentra el de saber leer la carretera. Aunque no conozcamos el tramo por el que vamos rodando, es muy importante estar alerta de lo que nos dice el entorno y saber valorar los peligros potenciales que se nos puedan presentar.
Quizá si estamos en medio de ninguna parte es improbable que nos encontremos un resalto, un niño corriendo detrás de una pelota o un tractor a 20 km/h, pero las carreteras más aisladas pueden sorprendernos con suciedad, animales cruzando o curvas cerradas. Cerca de ciudades todo lo contrario, hay tantas variables que no podremos controlarlas todas.
La visibilidad es un factor clave así que procura asegurarte de que lo que estás haciendo se puede hacer, y si tienes alguna duda o hueles el peligro lo mejor es ralentizar la marcha y asegurarnos de que la carretera no nos tiene guardada ninguna de sus trampas. Hasta si es una autopista, no ruedes pegado a otros vehículos; controla tu espacio y lo que ocurre más allá de los vecinos.
En ciudad qué te voy a contar. Todos los ojos que puedas tener son pocos. No dejes de estar pendiente de las intenciones de los otros vehículos con los que vas a interactuar. Vigila las miradas por sus retrovisores y anticípate a sus movimientos. Si crees que alguien puede cruzarse en tu trayectoria no te la juegues.
Pensar que el resto de conductores te ha visto
Ahora vamos a tratar un tema con cierta polémica. Sí, efectivamente cuando cualquier vehículo se quiere cambiar de carril debe asegurarse con sus retrovisores que no hay nadie ocupando ese espacio y que no va a poner en riesgo, pero la realidad es muy distinta. Todos debemos (repito, debemos) estar seguros de que podemos hacer una maniobra y señalizarla antes de iniciarla, aunque en la práctica haya conductores que hasta llevan los retrovisores plegados.
Por muchas luces de día que lleves, el ruido de tu moto o las prendas reflectantes, que los demás deban habernos visto no implica que necesariamente nos hayan visto, así que como uno de los eslabones más débiles en la cadena que somos, el instinto de supervivencia nos dice que debemos poner la precaución y el sentido común que les falta a a veces les falta a otros conductores.
Aunque en caso de accidente el seguro podría darte la razón, no seas cabezabuque y no pongas en riesgo tu integridad física. Si tienes que frenar o ceder tu posición en el carril, hazlo. No merece la pena ser el más terco si puedes acabar accidentado.
Ser el tipo más duro sobre el asfalto
A los moteros se nos tiene por gente ruda, pero los que nos vemos más duros somos nosotros mismos. En ocasiones hasta actuamos como vengadores de la carretera recriminando maniobras indebidas a otros usuarios gracias a nuestra facilidad para comunicar nuestras opiniones mediante gestos (normalmente obscenos).
Disfruta de ir en moto en cualquier momento, aunque sea de camino al trabajo, pero hazlo siempre con seguridad y sentido común
Somos de carne y hueso, no hay más. Somos como cualquier otro usuario de las calles y carreteras, y la realidad es que al final somos de lo más vulnerable porque no tenemos una estructura de metal a nuestro alrededor que nos proteja.
Acéptalo, la gente va a seguir cometiendo errores cuando conduce y algunos te van a afectar por mucho que intentes luchar contra ello. Asume que tendrás que contar hasta 10 dentro de tu casco y deja pasar a ese ansioso que te va comiendo el colín, o afloja un poco para que el otro impaciente pueda salir de la rotonda desde el carril interior. Sabes que todo eso pasa y seguirá pasando igual por muchas lecciones que queramos dar sobre nuestra moto.
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