Ya había probado la KTM 690 Supermoto en autopista y por ciudad, pero me faltaba su habitat natural, una carretera de curvas con buen asfalto. Me dirijo hacia una que conozco bastante bien, dónde el buen asfalto y las curvas amplias se mezclan con alguna horquilla que me permitirá probar frenos, chasis y suspensiones.
Estaba casi seguro que estos tres aspectos no me iban a decepcionar, y es que no debemos olvidar nunca la experiencia de KTM en motos de competición. Llego por fin a la carretera que iba a “atacar”, eso si, siempre con cabeza porque los guardarrailes imponen demasiado. Que pena no tener una pista de karting a mano. Me paro antes de hacer el trazado, para ponerme cómodo porque me va a tocar moverme encima de la moto. Primera y salgo dando gas con fuerza, llegando al corte de revoluciones y alcanzando en poco tiempo una velocidad más que considerable. La rueda delantera, si vas sentado muy atrás tenderá a mirar al cielo, algo divertido si lo haces de forma voluntaria. También esto puede llegar a convertirse en una práctica adictiva en la 690 Supermoto, os lo aseguro.
Llego a la primera curva, una paellera de derechas para la que debo reducir una marca y tocar un poco el freno. Lo primero que me sorprende es la capacidad de frenado de la parte delantera. El disco de 320 milímetros se complemente a la perfección con la pinza Brembo de cuatro pistones, dando un tacto a la maneta perfecto. Desde el primer momento le cogí el tacto preciso. La 690 permite entrar frenando hasta muy tarde, y solo dejo rodar libremente a la moto cuando ya estoy bastante inclinado.
En el interior de la curva la moto se comporta de forma noble, sin movimientos de ningún tipo, algo que he notado en todas las curvas. Incluso en alguna en la que me encontré un bache en el medio, la 690 reacciono con nobleza y las suspensiones WP se encargaron de absorber el bache y seguir funcionando de maravilla. El amortiguador trasero es un WP con bieletas pro lever, y aunque cuando nos sentamos en ella la parte trasera baja bastante hasta alcanzar su posición natural, luego en las curvas este funciona de maravilla y se complemente a la perfección con la horquilla delantera de 48 milímetros. Ésta tiene el tarado óptimo entre dureza y suavidad.
Salgo de la curva dando gas a medida que enderezo la posición de la moto. Todo en ella parece estar perfectamente combinado, ya que otorga una confianza y una armonía que hacen que su pilotaje sea muy divertido. Llego pronto a una zona de curvas más lentas, un par de horquillas en bajada de izquierda y derecha dónde además de comprobar de verdad la potencia de los frenos, y la firmeza de las suspensiones, siento como los escasos 154 kilos que pesa la moto, permiten tomar las curvas con agilidad.
Continuará...
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