Tras un parón de casi un mes las Superbikes se volverán a poner en marcha este fin de semana. La siguiente cita y décima de la temporada se celebrará en el autódromo de Brno. Una pista radicalmente diferente a Donington Park, cosa que parece darle realmente igual a Ben Spies, que sigue haciéndose amo y señor pise la pista que pise.
Con 5.403 metros de la pista y una anchura tremenda que ronda en algunos puntos los 15 metros, Brno siempre depara carreras rapidísimas, cosa a lo que ayuda el tipo de curvas dominante en el mismo, ocupando bastante extensión de terreno, amplias y muy redondeadas. Dos tramos de tres curvas en el primer y tercer sector son los que marcan la diferencia o que pueden permitir a los pilotos menos rápidos reponerse de su falta de ritmo. Aunque también encierran en sí, especialmente el segundo uno de los puntos más críticos y difíciles del circuito checo.
La verdadera dificultad de este circuito estriba en el paso por curva y que el piloto no falle abordando los dos puntos más claros de aceleración y en subida. El primero está tras la primera y parabólica curva por la que pasan las Superbikes a más de 120 km/h, salen acelerando a fondo con una graciosa y ligera desviación de la pista hacia la izquierda, que les obliga a salir con la moto menos levantada que si fuera una recta. Y justo arriba del todo a donde llegarán a más de 260 km/h han de preparar la frenada para la segunda curva. Que dicho sea de paso, más vale a los pilotos que cuando la tengan a la vista ya vengan preparando la frenada.
El otro punto crítico es la antepenúltima curva. Justo la última del segundo punto más lento de los dos que tiene el circuito es una curva a derechas, con la salida ciega y en una acentuadísima subida que lleva hasta la amplia y rápida chicane final. Demasiadas tienen en contra aquí los pilotos que pueden perder muy fácilmente la rueda trasera.
Han de salir acelerando fuerte, con decisión y la confianza de que saldrán pegaditos al piano izquierdo de la pista acariciando los 200 km/h. Para colmo en estas tres curvas es donde más se nota el paso de las carreras de coches, pues el asfalto está muy rizado y bacheado lo que compromete más la respuesta de la moto. Ver las reacciones de las WSBK en este punto pone los pelos de punta, pues sus mayores inercias las acentúan.
El año pasado Troy Bayliss hizo un doblete incontestable. En el panorama actual, yo diría que podemos esperar un doblete de Ben Spies, pues Brno es un escenario ideal: el americano rueda bien sea en el circuito que sea, y en esta pista la potencia bruta tiene mucho que decir a la hora de marcar diferencias, cosa que tampoco le falta a la Yamaha YZF-R1 Big-Bang. Este circuito es paraíso para las potentes y explosivas tetracilíndricas, las Ducati por lo general sufren aquí algo más de lo normal.
En Supersport el doblete fue para Ten Kate, con victoria para Jonathan Rea. La lucha entre Cal Crutchlow y Eugene Laverty se presenta encarnizada y sus rivales no se lo pondrán fácil aquí. Brno en Supersport depara carreras vertiginosamente divertidas, pues por las características de la pista, las 600 van casi como unas GP250. Con la tremenda igualdad de la categoría escaparse en este circuito suele ser tan complicado como en Superbikes o incluso más. Ojo con pilotos como Joan Lascorz, Fabien Foret o Anthony West, que en estas situaciones se crecen liándola de tal forma que ponen en pie hasta al tío de la bandera.
Un par de últimos apuntes: los pilotos han de tener cuidado con la fauna autóctona. Y es que con el circuito enclavado casi en un paraje natural (puro bosque como podemos ver en la última foto) más de una vez ha habido sustos con animalitos que llegan a colarse y cruzar la pista. Cervatillos y ciervos incluídos. Y si alguno no encuentra el ritmo y ritmo vuelta a vuelta, una solución que no les fallará es engancharse a rueda de Max Biaggi. Un auténtico especialista el romano en este circuito, que además es de sus favoritos.
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