Tras una breve presentación, y al mismo tiempo que el traqueteo de los motores bicilíndricos empezaban a apoderarse del ambiente los periodistas de las primeras tandas salen a pista. Las Bimota suenan de vicio, y me voy hacia el coche para irme disfrazando. No dispongo de mono de cuero, me he traido uno de cordura pero no me importa porque no cuento con rodar demasiado rápido, simplemente quiero disfrutar y captar el máximo se sensaciones posibles de las DB7.
Llega mi momento, me toca la moto con el número 4. Me monto en ella y un mecánico oficial de la fábrica se encarga de preguntarme si todo está a mi gusto y de bajar la DB7 de los caballetes. Salgo hacia el pit lane tirando del embrague en seco, y escuchando el impresionante rugido que emite el escape de titanio. En mi tanda coincido con experimentados probadores como Albert Escoda de Solo Moto y Mariano Urdín, actualmente probador para el diario El País. Me tranquiliza salir a pista con ellos, porque se que su experiencia en circuitos hará que simplemente me vean como una “chicane movil” y me pasen sin demasiados problemas.
Es el momento de la verdad, salgo a pista unos 10 segundos detrás de Albert Escoda al que pierdo de vista pronto. Acelero a fondo en la recta, e instantáneamente siento como la DB7 devora la recta en unos instantes, al tiempo que la primera curva de derechas se planta ante nosotros. Aprieto la maneta de frenos con fuerza, y los Brembo monobloque detienen la moto sin demasiado esfuerzo al mismo tiempo que la horquilla Marzocchi Corse RAC de 43 milímetros de diámetro con recubrimiento nitrito evita que la parte delantera de la moto se hunda. Esto es lo que tiene tener detrás de la maneta un equipo “pata negra” digno de las motos del mundial de Superbikes. Entro en la curva bastante despacio, como con miedo pero ya noto la ligereza del conjunto, que se mantiene firme en la trayectoria que he marcado hasta la salida de la curva. Ante mi se abre una curva de izquierda rápida y amplia, que da paso a otra de derechas también bastante rápida. Abro el puño del gas con fuerza, me muevo sobre el asiento para cambiar la trayectoria y la DB7 cumple “al dedillo” todo lo que le indico, y lo hace a una velocidad espectacular. Poco a poco voy aprendiendome todas las curvas del circuito de Albacete, y compruebo que quien me había dicho que el circuito era muy plano tenía toda la razón.
Más vueltas? Mañana...