Alain Prieur, el hombre que desafiaba la muerte

Alain Prieur, el hombre que desafiaba la muerte
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Ser un apasionado de todo lo que incluya ruedas y gasolina tiene sus ventajas y desventajas. Pero tener amigos que son tanto o más sólo puede ser bueno. Y es que gracias a ellos conoces historias a las que igual nunca habrías llegado. Este es el caso que me ha llevado hoy a compartir un trocito de la vida de Alain Prieur, un cacadeur que se adelantó haciendo trucos que hechos hoy pensábamos que eran novedosos.

Alain Prieur nació en Salon-de-Provence, una región de Provenza-Alpes-Costa Azul en 1949. Falleció muy cerca, en Thèze, en 1991 cuando intentaba uno de sus trucos. La verdad es que fue un especialista que tocó todos todos los estilos, desde la motocicleta a las cuatro ruedas pasando por los saltos en paracaídas.

Alain Prieur, desafiando a la muerte

Alain Prieur

Arrancó con su carrera profesional en 1972, realizando saltos sobre automóviles. Primero siete, luego diez y a final del año ya eran 12 los que conseguía superar de un salto. Empezaba así su rivalidad con Evel Knievel al que superaría en 1974 con un salto de 45,25 metros en Forcalquier. Al año siguiente, ya eran 19 coches los superados, más de 53 metros.

En 1976 ya había cambiado los coches por los autobuses, 13 en total después de haberse puesto a 140 km/h antes del salto. El récord ya estaba en 55,70 metros y en sus números saltaba sobre un total de 21 coches. Eso sí, también había tenido accidentes gravísimos que lo habían tenido en coma varios días.

La rivalidad con Evel sigue y para ello, el 6 de febrero de 1977 consigue con éxito un salto de 64,60 metros sobre 16 autobuses. Eso sí, el salto casi le cuesta la vida pues sobrepasó la rampa de aterrizaje y la caída le provocó el aplastamiento de varias vértebras y múltiples contusiones. Pero había conseguido superar al americano en más de 20 metros.

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Me juego la vida. Los juegos tradicionales me aburren.

Sus exhibiciones incluyen ahora una mayor variedad. Junto a René Latil y Alain Legris crea el personaje de Goupille, una especia de payaso loco que disfruta estrellando los coches, haciéndolos explotar y todo aquello que se os pueda imaginar.

En 1980 ya combina en sus saltos las motos y el paracaidismo, como el que hizo en la Garganta de Verdón, en los Alpes del Sur. Después de coger velocidad y salir catapultado desde una rampa, abrió el paracaídas para aterrizar en la base del mismo. La moto también contaba con un paracaídas para minimizar sus daños.

Alain Prieur parece ajeno al riesgo y sus números cada vez son más temerarios. En 1988 consigue otro salto de récord: 84,30 metros después de haberse lanzado a lo largo de la rampa de saltos de esquí de la estación olímpica de Saint Nizier donde tuvo lugar las Olimpiadas de Grenoble de 1968. Pensábamos que Robbie Madison había sido el primero, pero ya veis que no.

Un par de años antes ya había empezado a realizar saltos en caída libre y jugándose la vida desde aviones. De nuevo en 1988 salta desde un avión a 4.000 metros de altura sin paracaídas. Dos ayudantes se lanzan junto a él para sujetarlo, engancharle y así conseguir que llegue sano y salvo al suelo. No fue el primero en hacerlo pero sí lo repitió en innumerables ocasiones. Aun así no le quitamos mérito a Travis Pastrana por haber hecho lo mismo.

El 4 de junio de 1991 intentaría su último truco y, lamentablemente no salió como se esperaba. Denominado Risque Zéro (Riesgo Zero), consistía en descender desde un avión a otro que volaba inmediatamente debajo para cogerse en el ala. Lo hacía sin casco y sin paracaídas, y ya lo había completado con éxito en 1986 y 1987. La única medida de seguridad eran dos paracaidistas que lo rescatarían si algo salía mal.

Para evitar los excesos, concedería más libertad a la gente. Son las barreras que la sociedad inventa las que provocan la bribonería

Pero como suele ocurrir, una serie de errores llevaron a la fatalidad: el segundo avión llegó tarde, la altura a la que volaban era insuficiente. Intentó ponerse sobre el ala hasta que sus fuerzas dijeron basta, y se dejó caer. Inmediatamente los dos paracaidistas se tiraron a por él pero la falta de altura hizo que no pudiesen completar correctamente las ataduras.

Éstas consistían en un arnés camuflado por debajo del traje de Alain Prieur. En él tenia que engancharse mediante dos mosquetones al paracaidista. Sin embargo, el límite para abrir el paracaídas se les hecho encima y sólo pudieron enganchar uno de ellos. Al desplegarlo y debido al tirón, el mosquetón cedió y falleció al impactar contra el suelo.

La siguiente fotografía fue la última que se tomó de Prieur, cuanto junto a su asistente intentaban sin éxito completar los enganches. Podéis ver más imágenes de su último salto y otros en el siguiente enlace.

Alain Prieur

Pero sería injusto que nos quedásemos sólo con un triste recuerdo, porque detrás de Alain Prieur había mucho más, como su faceta humanitaria casi desconocida, en la que luchaba contra la fibrosis quística en los niños, a cuya causa entregaba todos los logros que conseguía.

Sirva por último el siguiente vídeo como homenaje a todos aquellos acróbatas desconocidos que se jugaron (y juegan) la vida, a veces sólo por la satisfacción de superar sus propias metas y miedos.

Vía | Mis amigos de Mad Riders, Wikipedia, Pilotos Muertos

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