Los que leéis el blog desde hace un tiempo sabéis que mi debilidad son las Scooter clásicas, entre otras muchas, y también sabréis que habitualmente asisto a las reuniones que de estas motos se montan por la geografía nacional. En este caso el pasado puente del primero de mayo asistí al XX Scooter Run de la Alkarria. Veinte años no es nada, o por lo menos eso decía el tango, pero en este caso es mucho. Incluso antes de que se celebrara la primera concentración de Pingüinos, en Guadalajara ya se organizaba esta reunión de Scooter Clásicos.
Este evento es uno de los mas veteranos del panorama español, y como tal tiene una asistencia muy concurrida. Nada menos que trescientas personas había inscritas el viernes por la tarde, y aún quedaban por llegar mucha gente, que se suele apuntar el mismo sábado por la mañana antes de salir de ruta todas las motos. En total creo que se rondaron los 350 inscritos, lo que supone mas de doscientas motos en la carretera. Y no son motos cualquiera, porque una Lambretta con mas de veinte años pasa casi desapercibida en medio de todo este maremágnum de Scooter clásicos. El mismo jueves cuando llegamos el grupo de amigos con los que me había hecho la ruta Alicante Guadalajara rodando, nos encontramos con un conocido de otros rallys que llevaba su Lambretta LD restaurada a su estado en 1956 cuando salió de la fábrica.
El jueves 30 de abril, a las ocho y media de la mañana, recibía una llamada de Diego, uno de los cuatro que nos íbamos rodando, para decirme que la Lambretta que llevaba no engranaba la cuarta, con lo que nos teníamos que ver, en vez de en el punto de reunión acordado, en el local que compartimos y donde hacemos nuestras "intervenciones" sobre las motos. En cuanto llegué me encontré a Nacho (el gurú de Lambretta en el club) con los guantes puestos e interviniendo la Lambretta de Diego a contrarreloj. La tragedia se mascaba en el ambiente, pero como somos dignos sucesores de McGuiver pusimos (pusieron) la moto en orden de marcha en un pis pas y nos lanzamos a la carretera. Total solo llevamos una hora de retraso, y Juan, que nos esperaba en Villena ya estaba avisado.
Cuando viajamos con los Scooter procuramos pisar lo mínimo imprescindible las Autovías (de las Autopistas de peaje ni hablamos) así que para llegar a Villena desde Alicante nos metimos sesenta kilómetros de vías de servicio y carreteras secundarias. En nuestro descargo hay que decir que esas carreteras las conocemos como el pasillo de casa, porque es por donde hacemos nuestras salidas y están muy trilladas. Además contábamos con la inestimable ayuda de Romina, que pilotaba una furgoneta-escoba a nuestra retaguardia por si acaso.
En la parada de Villena nos volvimos a dar un susto con la Lambretta, que decidió salir volando con la primera engranada al arrancarla, pero sin su piloto sobre ella. Por suerte no pasó del susto. igual que no pasó del susto la siguiente parada, a pocos kilómetros de Villena cuando se paró la Lambretta. Un poco mosqueados con ella, sacamos la caja de herramientas, le aplicamos un par de toques mágicos y llegó hasta Guadalajara sin un solo problema mas. En Villena cogimos la Autovía hasta el desvío de Alpera, para llegar hasta Minglanilla vía Alcalá de Júcar. En Minglanilla nos metimos en la N-320 y de ahí hasta Guadalajara. Solo se torció un poco la ruta cuando empezó a llover en Cuenca lluvia que nos acompañó hasta casi el destino.
Ya en Guadalajara, la organización nos tenia preparado un fin de semana casi sin descanso, en el que se alternaban rutas, tapeo y conciertos en directo casi a partes iguales. Solo puedo comentaros que desde que llegamos el Jueves hasta que nos despedimos el domingo por la mañana el ritmo de actividades fue imparable y casi agotador. Pero sarna con gusto no pica, y disfrutamos todos y cada uno de los momentos del fin de semana. Bueno, algún hincha de cierto equipo de fútbol de la capital no, pero como cayó en un grupo muy heterogéneo nadie se vio desplazado ni aislado cuando el partido acabó con tanteo de tenis.
Os puedo adelantar a quien no esté al tanto, que la organización del Eurolambretta 2010 va a ser a cargo del Club Lambretta de España, y algunos privilegiados pudimos asistir el mismo viernes a una reunión de la organización. Sólo puedo deciros que el evento va a ser excepcional, porque los organizadores están dándolo todo para que sea perfecto.
En el apartado de motos presentes, creo que en las fotos podéis apreciar que hay de todo, desde las que van perfectamente restauradas a origen, las que han pasado por una transformación/actualización radical o las que simplemente son un vehículo utilitario que rueda todos los días en su ciudad de origen para ir a trabajar, a hacer los recados o para salir a tomar el vermú. Yo soy de los que mantiene la moto en un estado “regular” y la uso mas o menos a diario, pero siempre intentando que la mecánica sea lo mas fiable posible. Mas que nada porque un dos tiempos, aunque sea de pequeña cilindrada, sigue siendo un motor muy divertido de conducir.
No quiero acabar esta crónica sin hablaros de la ruta, que fue corta, unos 30 Km de ida y otros tantos de vuelta, pero estuvo perfectamente coordinada por los anfitriones de DKVSC (Dios Ke Ventiska Scooter Club) ya que mover tantas motos por carretera es una tarea titánica. Os recomiendo que si se celebra algún evento de este tipo cerca de vuestra casa vayáis a verlo, porque merece la pena.
Por último los agradecimientos; a los chicos y chicas del DKVSC, por tratarnos tan bien como siempre, a mis compañeros de ruta, Juan, Diego y Simón, que ha sido un placer rodar con ellos, a los compañeros del Scooter Club de Alicante y del Lagatijo Scooter Club, que han hecho de este un fin de semana inolvidable. Y a Romina, por meterse 450 Km en la furgoneta y por haberme cedido las fotos que ilustran este post. Gracias a todos.