Bueno, aprovecharé que este es mi post número 500, y lamentablemente, último en Moto22, para compartir con vosotros los que para mí son, por una razón u otra, los momentos que siempre recordaré de la inolvidable categoría de 500cc.
Por temas de edad, los recuerdos que tengo más recientes son los de la última década, pero por todo lo que he visto de años atrás, seguro que me dejo en el tintero momentos que para vosotros son también inolvidables, y os invito a que lo compartáis con todos en los comentarios.
La categoría de 500 la asocio muy mucho a las luchas Crivillé-Doohan de los 90. De los Rainey, Schwantz y compañía sólo tengo pequeños flashes en la memoria (insisto, recuerdos reales, no haber visto muchas carreras antiguas, que no he podido evitar la tentación de hacerlo). Por eso, no deja de emocionarme recordar ese año 1999. Fueron tantos años luchando por el título, que aunque se ganara de una forma más bien triste, fue un momento muy especial. Además, las dos últimas vueltas de Crivi en Montmeló ese año fueron de eso que uno nunca olvida.
Todo sea dicho, el título de Crivi llegó sin Doohan en pista, y aquí conecto con otro de los momentos que recuerdo especialmente, y eso que no lo viví en directo, como aquel que dice. Fue ese Gran Premio de España en Jerez de 1999: cuando Doohan tuvo el accidente que le retiraría del motociclismo, yo iba en el tren de camino a Jerez, y pronto la noticia fue lo único que se comentaba en ese Tren Estrella nocturno que estaba a punto de llegar a Sevilla.
No menos increíble, quedándome ya con Valentino, gran protagonista de la última época de las 500, fue su primera victoria en la categoría, en un Donington en unas complicadísimas condiciones (la carrera se inició en mojado), y con una remontada de crack del italiano. Tras esa carrera cayó una Nastro Azzurro que tenía guardada en la nevera hacía un tiempo. La otra Nastro Azzurro memorable, cayó en Australia 2001, cuando Rossi ganó su primer título de 500cc en una temporada en la que luchó mano a mano con su gran rival Max Biaggi.
El control que llegó a demostrar Valentino sobre esa Honda de 2001, creo que es de lo más increíble que he visto nunca sobre una moto, y aquí sí que incluyo los vídeos de las viejas glorias. Ver a Rossi en cualquiera de los entrenos de esa temporada, y ya ni qué decir en carrera, era un auténtico espectáculo. Sin duda, un año de cdespedida a las 500 espectacular.
Me dejo mil historias en el tintero, lo sé, pero como despedida de este blog que tan buenos momentos me ha hecho pasar, creo que ya está bien. Ha sido un placer. V’s.