Escaparse de la Guardia Civil no parece la idea más coherente del mundo, a menos que vivas en una película o seas un delincuente. Pero si además de escaparte intentas atropellar a un agente de la Benemérita, entonces tienes todas las papeletas para ir a la cárcel.
Es lo que intentó un motorista que venía haciendo caballitos y otras lindezas cuando los agentes de tráfico intentaron detenerlo, con nefasto resultado. La temeridad le ha salido cara: a la cárcel.
Excesos de velocidad, caballitos... Y un intento de atropello con lesiones
Ir haciendo el tonto con la moto tiene consecuencias. Las redes sociales nos demuestran que lejos de ser una conducta que tiende a erradicarse, casi que sucede lo contrario. Bien lo saben los agentes de la Guardia Civil de Tráfico de Tenerife.
Un motero isleño practicaba, entre otras lindezas, excesos de velocidad, adelantamientos antirreglamentarios o caballitos con su máquina. Hasta que la Benemérita le pilló con las manos en la masa y le ordenó el alto.
En un principio parecía cooperativo, porque paró en una isleta cuando se le dio el alto. El motorista de Tráfico se bajó para hacer contacto con él, cuando continuó la escena de película: a medida que se acercaba, dio gas a fondo para salir escopeteado de la isleta.
No solo la moto invadió el sentido contrario, sino que iba con un objetivo claro: amedrentar e intentar atropellar al guardia civil. Ante semejante amenaza al benemérito no le quedó más opción que lanzarse lejos de él para evitar el choque, pero igualmente impactó su mano izquierda con el carenado de la moto a la fuga.
No contento con ello, el chulesco motorista protagonizó otro caballito antes de darse a la fuga definitivamente. El problema para él era que los agentes ya le tenían pillada la matrícula, y lo pusieron en conocimiento del Grupo de Investigación y Análisis del Sector de Tráfico de Canarias (GIAT).
No tardaron en localizar el domicilio del temerario infractor. Y sorpresa: la Benemérita se plantó en la puerta de su casa.
La gracieta le va a salir cara: no solo se le acusa de un delito de atentado contra Agente de la Autoridad en el ejercicio de sus funciones, sino también de otros tantos por atentar contra la seguridad vial (conducción temeraria y carecer de permiso de conducción por pérdida de todos los puntos). En resumen, penas de prisión de seis meses a dos años y posible privación del permiso de conducir.