Corrían los años '80. La supremacía de Yamaha y Suzuki en las carreras era evidente, por encima de Honda, incluso. Su arma secreta se llamó Honda NR750, y los japoneses utilizaron un truquito para transformarla de 750 cc a 900 cc y así vencer a las dos marcas rivales en Le Mans, escaparate por aquel entonces.
Aquella moto nació de una obsesión casi irracional de la marca tokiota por superar a Yamaha y Suzuki en los años '70 y '80, y probablemente es motivo de lo grande que ha llegado a ser Honda. Pasen y lean la historia de la Honda NR750.
Y así es cómo Honda perdió una oportunidad, pero ganó muchas más
En aquella época el motociclismo de competición era un campo de batalla donde las motos de dos tiempos dominaban. Rápidas, ligeras, potentes... Y llegó Honda con su espíritu rebelde y decidió cambiar las reglas del juego.
Pero necesitaban algo más que la NR500, la antecesora de la NR750. El truco, la clave, el arma de los japoneses fueron los pistones ovalados. En lugar de los pistones redondos de toda la vida, esta moto tenía pistones ovalados que simulaban un motor de ocho cilindros en el espacio de un V4. La idea era disparatada, pero el objetivo era claro: alcanzar potencias de 130 caballos y revolucionar el motociclismo.
Spoiler: no salió bien al principio. El debut de la NR500 en 1979 fue, en términos amables, un desastre. La moto era compleja, pesada y, aunque innovadora, no podía competir contra las ágiles dos tiempos de Yamaha y Suzuki. ¡Qué hiciste, Honda! Mientras, los otros nipones seguían dominando.
Pero Honda se centró en aquel experimento fallido; los pistones ovalados. En 1987, la NR750 hizo su debut en Le Mans, un escenario más adecuado para un prototipo experimental. Aquí, la moto empezó a mostrar su verdadero potencial. Con 32 válvulas, una potencia de 155 caballos y un diseño futurista, la NR750 no solo era rápida, sino también impresionante y bonita hasta nuestros días.
Sin embargo, los problemas mecánicos volvieron a fastidiar a los japoneses, y volvieron a demostrar que Honda pensaba más allá de los límites tradicionales.
Ya en el '92 presentaron la obra al público como una moto de producción hecha y derecha. Aunque la lanzaron a un precio estratosférico (50.000 euros para la época) y un diseño que parecía salido de una película de ciencia ficción, quedó como una auténtica obra de arte: el chasis aerodinámico, el escape bajo el asiento y la tecnología avanzada la convirtieron en un objeto de deseo inmediato.
La Honda NR750 fue una adelantada a su tiempo. Y no logró dominar las pistas, ni a Yamaha y Suzuki, pero a punto estuvo. Desde luego, marcó un antes y un después en la ingenieria de competición.