Se llevó a cabo en Basella (Lleida) la fiesta del 50 aniversario de Bultaco. Lo que estás leyendo debería ser una simple crónica del evento, pero tratándose de la marca del dedo rampante, resulta imposible que no se mezcle en el relato una pizca de la emoción con la que los bultaquistas vivieron (vivimos) la jornada.
El día amaneció gris, una verdadera pena, porque todo estaba preparado para ser una gran fiesta. La celebración se vio empañada (o debería decir “empapada”) por la lluvia. Y es que los soleados días de victorias en competiciones, pasaron hace muchos años para Bultaco, por lo que no es de extrañar que el destino guardara un día gris para este aniversario.
A los “románticos” a los que nos gustaría tener una marca española entre las grandes, ese cielo gris no hizo mas que agrandarnos la nostalgia de los años gloriosos, en los que el motociclismo español era pujante no sólo por sus pilotos, sino también por sus máquinas. Esto debe decirse, valga la aclaración, sin desmerecer a las actuales marcas nacionales o mixto-hispanas que fabrican en nuestro país, pero dirigidas a un mercado de baja cilindrada y con poca capacidad para entrar de lleno en la alta competición. En cambio, dado su perfil marcadamente competitivo, ¿Quién duda (o sueña con) que hoy, de haber seguido evolucionando, las Bultaco podrían plantarle cara a las Ducati, Honda o Yamaha?
El tiempo ha pasado, pero el sentimiento “bultaquista” sigue vivo. Prueba de ello es la presencia de cientos de entusiastas aficionados y coleccionistas, que no se perdieron la oportunidad de brindar su calor a todos los que fueron, de una u otra manera, parte de la leyenda de Bultaco, especialmente la familia Bultó.
Un día de lluvia
Invitados especiales, ex pilotos y voluntarios, se sumaron a los más de 600 participantes (200 de ellos con moto), que junto con el personal de la organización y prensa, “redondearon” una cifra mayor a los 1000 asistentes.
Por la mañana, y a pesar de la tenue lluvia, no fueron pocos los que se atrevieron a dar unas vueltas por los recorridos especialmente preparados para la ocasión: trial, todo terreno, carretera, e incluso un camino infantil. La mayor actividad se desarrolló en el circuito de motocross, ubicado junto a la carpa principal, y al gran paddock, en el que se pudo volver a ver (y escuchar!) a las míticas Metralla, Sherpa T, Pursang, Matador, Frontera, TSS...
Al mediodía, la comida y la lluvia colaboraron para concentrar a todos los presentes en la carpa principal; y la organización decidió –con buen criterio– adelantar el acto de cierre tres horas, y realizarlo inmediatamente.
El acto central
Un repaso por la historia de Bultaco, fue mezclando emociones, recuerdos y aplausos para los numerosos protagonistas presentes.
Desde una pantalla gigante, una cuidada producción de videos y fotografías rememoró los momentos de gloria de la marca. Así se fueron sucediendo los homenajes: a los fundadores, a los pilotos y a todos los que de alguna manera contribuyeron a la grandeza de Bultaco.
La famosa foto de los “padres” de la marca, marcó el inicio. Uno a uno –a su turno– se nombró a los protagonistas; y los que estaban presentes, fueron poniéndose de pié para saludar a los asistentes. En el momento en que la pantalla gigante mostró la imagen de Don Paco Bultó, un prolongado aplauso coronó esta parte de la presentación.
Luego llegó el turno de los pilotos. Especial ovación recibió Sammy Miller, quién contribuyera activamente al desarrollo de la Sherpa T y fuera el primer piloto oficial de la marca. A él siguieron Martin Lampkin, Yrjö Vesterinen, Charles Coutard, Emilio Ostorero, Serge Bacou, Narcís Casas, Toni Elias, Domingo Gris, Jorge Capapey, José Ángel Mendívil, Ramiro Blanco, Salvador Cañellas, Toni Gorgot y familiares del fallecido Jim Pomeroy. Todos a su turno, tuvieron su pequeño homenaje y recibieron el aplauso de los presentes. Angel Nieto y Jorge Martinez Aspar estuvieron presentes a través de sendos videos.
Durante el acto se sucedieron discursos, regalos, distinciones y hasta la subasta del motor con el número de serie 0001. Esta pieza única, símbolo fundacional de la marca, nunca fue montado en una motocicleta, sino que fue enviado como modelo a los talleres donde se construían los chasis, y fue recientemente rescatado y restaurado. Tras la puja, el motor fue adjudicado a un coleccionista por 4.000 euros.
La jornada dejó también algunas perlitas, como la decepción de quienes guardaban la esperanza de contar con la presencia de Sete Gibernau, nieto del fundador. Resultó también una sensación “agridulce” el poner cara y nombres a muchos de los protagonistas de la aventura de haber conducido los destinos de Bultaco hacia un final poco feliz, y ver a algunos de ellos saludando alegremente ante los aplausos de los presentes. Por su parte, el video de Angel Nieto dejó un raro sabor de boca. El piloto dividió su discurso en tres partes: ser piloto oficial, su separación de la marca y su etapa post Bultaco. El problema es que en su alocución se extendió demasiado en esta última parte, “tirándose flores” a si mismo. Quiso decir que Bultó fue un verdadero caballero no poniendo trabas a su alejamiento, y por poco no dice que fue una suerte irse porque una vez fuera las cosas le fueron muy bien. Tal vez algo desatinado.
Finalmente, los miembros de la familia Bultó agradecieron a los organizadores, destacando la pasión puesta en llevar adelante el evento, y a todos los que, de una u otra manera lo hicieron posible. También agradecieron especialmente a todos los presentes, la "gran familia" de Bultaco, una “tribu” de moteros pura sangre que mantienen viva la marca.
El logo del 50 aniversario: de colección
Todos los participantes se llevaron diversos elementos de recuerdo con el logo del 50 aniversario de la marca, que ha sido utilizado de manera exclusiva en este evento. Vale decir que, en el marco de su acertada política de gestión de marca (su mayor activo ahora mismo), Bultaco ha reservado este logo especialmente para la ocasión, dando a estos productos un valor añadido para los coleccionistas.