Pronto llego a una zona ancha, de poco tráfico y decido dar gas a fondo. En cuando giro el acelerador la TMAX reacciona de forma inmediata, subiendo de revoluciones con fuerza y poniéndonos en solo unos segundos a velocidades cercanas a los 100 kilómetros por hora. Solo fueron unos instantes, pero la TMAX ya me ha demostrado que corre y mucho. Me fijo en las tres esferas del panel de instrumentos, y la aguja de la esfera derecha, la que indica el nivel de gasolina no sube, así que decido parar en un surtidor para llenarla y así poder calcular los consumos que haré a lo largo de la prueba. Al buscar la boca de llenado del depósito pronto me doy cuenta de que éste se encuentra entre las piernas del conductor, escondido bajo una tapa en la parte delantera del asiento. Decido bajarme porque, aunque se puede echar gasolina con el piloto montado, las gotas que suelen caer de la manguera pueden mancharte. Los litros de sin plomo 95 empiezan a entrar, cinco, diez, doce, trece.¿Pero cuanta capacidad tiene éste depósito? En total entraron 14.2 litros, y es que el amplio depósito de la TMAX tiene 15 litros de capacidad.
Sigo mi recorrido a los mandos de la TMAX por calles semiurbanas de Madrid con tráfico rápido y fluido. Los 43,5 caballos de su motor impulsan la TMAX con fuerza permitiendo rodar a ritmos alegres sin problema. Vamos a 80 kilómetros por hora, veo un hueco para adelantar a un coche que no se aparta del carril izquierdo, acelero con fuerza y la TMAX se pone en nada a más de 100 kilómetros por hora permitiéndonos adelantarlo sin problemas. El motor de la TMAX da un par máximo de 45 Nm a 6.500 revoluciones, pero lo cierto es que a partir de 3.000 revoluciones el motor empieza a empujar con mucha fuerza. Además por debajo de ese régimen el par es suficiente, permitiendo dejar en ridículo a la mayoría de las motos que nos encontramos en los semáforos y circular con facilidad entre carriles de coches estrechos. Los espejos además se pliegan de forma sencilla si tenemos que pasar por algún punto demasiado estrecho.
Llego de nuevo a la oficina y solo pienso en que den las siete de la tarde para volver a coger la TMAX para girar de nuevo a fondo el puño del gas. La TMAX ya me ha conquistado, es divertida y tiene ese componente como adictivo en su motor que te invita a girar el puño del gas a fondo constantemente. Normalmente suelo llevar casco integral siempre que ando en moto, y es que los jet me dan poca confianza. Cuando llego a la oficina abro el hueco del casco, que me sorprende porque se abre con la parte delantera hacia arriba y por su sistema basculante situado en la parte trasera. Dentro veo un hueco amplio y bien acabado con luz. Dejo dentro el casco, con la pantalla mirando hacia detrás y los guantes en el espacio que queda fuera. Intento cerrar la tapa y ahí llega mi primera sorpresa negativa, no cierra. Decido no forzar demasiado, porque el Arai RX7 Corsair lleva bastantes componentes aerodinámicos y puede que alguno se rompa al intentar cerrarlo. Vuelvo a abrir, cambio el casco varias veces de posición y en todas ellas la tapa no cierra. Lo que me habían comentado se confirma, ojo con el casco integral que te compras si tienes una TMAX porque no todos permiten cerrar el hueco.
Continuará...
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