El día que Marc Márquez mordió la manzana prohibida y fue expulsado del paraíso de MotoGP
Volvió Marc Márquez a MotoGP y regresó la polémica. Los dos infortunados incidentes en los que se vio implicado el gran campeón de la parrilla durante la primera vuelta del Gran Premio de Aragón fueron más que suficiente para se que volviese a abrir la caja de Pandora. El mismo debate de siempre.
Y es que da igual lo que Márquez haga. No importa si se toca con Fabio Quartararo, si tira a Takaaki Nakagami, si le coge la rueda a Aleix Espargaró o si el afectado es Jorge Martín. A Márquez siempre se le juzga por el mismo hecho, uno que ocurrió la mañana del 25 de octubre de 2015 en el lejano circuito de Sepang. El día que Márquez mordió la manzana prohibida.
Es incompatible criticar a Márquez por Sepang 2015 y por Aragón 2022
Marc Márquez era el elegido. Valentino Rossi, el dios creador de MotoGP, lo había acogido bajo su brazo para abrirle las puertas del paraíso. No, Márquez no necesitaba a Rossi para conseguir el impresionante palmarés que se ha labrado, pero sí para tener acceso a la popularidad eterna, esa por la que ahora tanto se pirra.
Solo había una condición: déjame ganar el décimo mundial y después todo esto será tuyo. Pero Márquez no lo hizo. En la primera resolución de un mundial de MotoGP en la que no era protagonista, su ego campeón no le permitió quedarse fuera del foco. Se equivocó, y provocó que Rossi se equivocara también, tirando por la alcantarilla su décimo mundial.
Es un tema tabú, pero a veces hay que hablar del elefante en la habitación si queremos entender las fotos: cuando Valentino Rossi tiró a Marc Márquez en aquella curva 14 de Sepang, el estruendo de la grada estremeció. Se desató la fiesta en las tribunas. Se celebró más que cualquier adelantamiento, que cualquier victoria, que cualquier gol.
Fue lo que sucedió, aunque dé apuro escribirlo. Y tan solo sirvió como preludio de lo que iba a ocurrir a continuación: desde entonces, y por suerte cada vez con menos intensidad, se han jaleado las caídas de Márquez en los circuitos. Daban igual sus adelantamientos, sus victorias y sus mundiales: había sido expulsado del paraíso por cometer el pecado original.
Era importante meterse en esos barros, porque de allí vienen estos lodos. Desde aquella carrera en Sepang, a Márquez no se le critica por sus nuevos actos; se le sigue juzgando por aquel. Cada nueva polémica con Márquez tiene el mismo guion: el domingo y el lunes se habla de la propia acción, pero irremediablemente el tema tarda un par de días en irse a 2015.
A turbulent return to racing for @marcmarquez93 💥
— MotoGP™🏁 (@MotoGP) September 18, 2022
Take a look at the opening lap dramas and hear his thoughts on what happened 🎙️ #AragonGP 🏁 pic.twitter.com/fjp0fwQP8y
Y muchos no se dan cuenta de que es incompatible criticar al mismo tiempo Sepang 2015 y Aragón 2022. Durante años, se ha achacado a Márquez que aquella mañana en Malasia no quiso ganar la carrera. Que se dedicó a ir más lento de lo que podía, quedándose en las narices de Rossi y haciendo pasadas que descaradamente iban a cortarle el ritmo al italiano.
Se dice que es la única vez en la que Márquez ha salido a una carrera sin la intención de ganar, y precisamente eso es lo que se critica. Volviendo a lo que ocurrió hace menos de una semana en MotorLand, la situación de partida es similar en dos cosas: Márquez no tenía opciones de campeonato, pero sí velocidad para hacer un buen resultado.
Márquez hizo una gran salida, una técnica que ha ido perfeccionando de manera brillante en los últimos años, y después se llevó un susto, con tan mala suerte de que el líder del mundial le golpeó por detrás. No, no fue culpa de Quartararo, como dicen los más integristas del '93', pero tampoco de Márquez.
Y mucho menos culpa tiene en el incidente de Nakagami, en el que solo alguien que no quiere ver puede negar que la Honda tiene un evidente problema mecánico. Y no era solo un detalle. Márquez salió a ganar, como Honda le exige y como ha hecho casi siempre en su carrera. En una época turbia de MotoGP, cualquier buen aficionado se lo debería agradecer.
No, cuando el piloto de delante se cae, no es su culpa que uno que viene por detrás no lo pueda esquivar. No tuvo la culpa Marco Simoncelli de aquel famoso incidente de Assen que desató las iras de Jorge Lorenzo y dio inicio a una injusta campaña del periodismo patrio que terminó de la peor forma posible.
¿Qué Márquez se equivoca siendo tan agresivo en este momento de su carrera? Es posible, pero no punible. Es él, y su equipo, quien debe abordar esa cuestión, y razonar si creen que con los neumáticos que reinan desde 2020 es posible volver a ganar manteniendo el mismo estilo o si que su calvario empezase justo en la primera cita de aquel año no es casualidad.
El problema es que el debate sobre Márquez siempre es el mismo. Y se remonta a una mañana gris de octubre de 2015 de la que uno sospecha que Valentino Rossi se arrepintió inmediatamente, pero Márquez se debe llevar arrepintiendo ya siete años. Y los que quedan.