En la reciente presentación del equipo Movistar Yamaha MotoGP pudimos ver además de a Valentino Rossi y a Jorge Lorenzo y sus respectivas Yamaha YZR M1 2015 otras cosas que nos parecieron más interesantes que a otros muchos asistentes para los que pasaron desapercibidas.
De los muchos medios nacionales e internacionales allí congregados había muchos ajenos al mundo del motociclismo, así que cosas como los pequeños carritos de los generadores del paddock eran para ellos simples muebles. Para mí fueron algo más.
Aparte del propio mueble en sí con el generador encerrado dentro y al que no se podía ver, me llamó la atención cómo para poder llevarlo de un lado para otro les habían puesto en su zona superior un grueso manillar de la marca Specialized. Las pequeñas ruedas que equipaban slicks, aunque estaban bajos de presión. Pero los carros sólo son un aperitivo.
Nada más llegar al edificio te encontrabas de frente con una bonita pareja formada por un Abarth 695 biposto y una Yamaha YZF-R1M. El pequeño utilitario deportivo llamaba la atención como si tuviera un megáfono y luces de neón gracias a su ensanchada carrocería, el color gris mate y los toques de color azul y blanco de Yamaha. Nada que ver con el Fiat normalito del que deriva.
Por su parte la Yamaha YZF-R1M atrapó mi mirada de forma irremediable. Si os habéis fijado en lo que he escrito sobre ella recordaréis que no ha terminado de gustarme en ningún momento, hasta me parecía feota. Pero tengo que reconocer que estaba equivocado, muy equivocado.
No había podido ver aún en persona la última creación de la fábrica japonesa y entre la acreditación y el trasiego de gente no me pude detener mucho al contemplar con calma. Una vez dentro con cientos de personas en torno al improvisado box vi la silueta de una moto al fondo de la sala, pero estaba sola y nadie le hacía caso. Cuando me fijé un poco más distinguí enseguida que era otra Yamaha YZF-R1M.
Acto seguido mis pies se alejaban del tumulto de cámaras y curiosos para echar un vistazo íntimo a la solitaria moto. Lo cierto es que en vivo tiene un aspecto absolutamente brutal. La imagen preconcebida que me había hecho de ella era la de una moto plana, sin gracia ni formas llamativas. Con esos faros medio escondidos debajo del carenado y tantas líneas rectas.
Teniéndola al alcance de la mano te das cuenta de que sus volúmenes cobran vida, emana chorros de calidad y músculo a partes iguales y sólo con mirarla sabes que en su interior hay una auténtica bomba tecnológica envuelta en fibra de carbono.
Sin haberla probado me atrevo a decir que la nueva Yamaha YZF-R1M deja totalmente desfasada a la tormenta electrónica que llegó con la Ducati 1199 Panigale S. Mires por donde mires hay algo que te recuerda que estás ante una de las motos más avanzadas técnicamente al alcance de cualquiera.
Cada pieza emana sofisticación como la tija aligerada hasta el extremo, las suspensiones inteligentes o las piñas de mando con unos botones que nos auguran que en la gran pantalla del cuadro tenemos una puerta a un mágico mundo conde más de 200 caballos de potencia se transmiten al asfalto de forma digerible para ser la más rápida.
Donde dije digo, digo Diego. Me quito el sombrero con los ingenieros de Yamaha y estoy seguro que han hecho algo más que una moto bonita, han hecho una heredera de la Yamaha YZR M1.