Hay un concepto que ronda por internet y las redes sociales últimamente. Una curiosa combinación de palabras que tiene mucho que ver con el mundo motero: "Psicolocasco". Una combinación tan simple pero realista y hasta científica.
Lo cierto es que, ahondando desde un punto de vista más periodístico y científico, el psicolocasco tiene su intríngulis. Existe.
La moto es terapéutica, y quien diga lo contrario, hay evidencia científica
La psicología no es un tema que los moteros toquemos demasiado. Generalizar está mal, pero es es cierto, o más bien la experiencia me dice, que quizá sea por incomodidad personal, o por ser un tabú para muchos... Motivos hay muchos, pero hay una popular frase en la jerga motera de a pie que dice: "Nunca verás una moto aparcada en la puerta de un psicólogo".
Bueno, ni somos psicólogos ni tenemos base científica para corroborarlo, pero psicología, motos y cascos tienen mucho que ver. Y de eso sí que tenemos la prueba.
Yo escuché este concepto de psicolocasco en un podcast. Pero rebuscando en las entrañas de internet encontré que en un primer momento, quien acuñó este término en primera instancia fue el aventurero español Charly Sinewan en su libro "El mundo en moto con Charly Sinewan"... Y qué razón tenía.
Sinewan, que es un tipo muy profundo (fijaos que su pseudoapellido es una alusión irónica a Ewan McGregor, porque su aventura era "sin Ewan" y sin apoyo), acuñó este término que no sabemos si previamente se lo escuchó a alguien. En cualquier caso, es muy resultón y acertado porque puede ser verdad eso de que nuestro casco de moto sea nuestro psicólogo. Nuestro psicolocasco.
Vamos a lo científico, porque el psicolocasco tiene evidencia. Un estudio que ha dado la vuelta al mundo es el titulado como "Modulación de la atención y estrés con excitación: los efectos físicos y mentales de andar en motocicleta".
Su conclusión tras un análisis científico con distintas y curiosas variables biológicas es que andar en moto es terapéutico a distintos niveles físicos y mentales. En concreto:
- Andar en moto redujo los biomarcadores hormonales de estrés en un 28%.
- En promedio, un viaje de 20 minutos en motocicleta aumentó la frecuencia cardíaca en un 11 por ciento y los niveles de adrenalina en un 27%, similar al ejercicio ligero (además, adelgazante).
- El enfoque sensorial mejoró al conducir en comparación con conducir un automóvil, de manera similar a lo que ocurre con los meditadores experimentados versus los no meditadores.
- Los cambios en la actividad cerebral durante la conducción sugirieron un mayor estado de alerta, similar a los efectos de la cafeína.
Así que Sinewan nos ha regalado un precioso concepto con el que los moteros entendemos y compartimos con los nuestros que la moto es terapéutica, sanativa, rehabilitadora. Y no contentos con ellos, tenemos evidencia científica para aquellos que nos señalen con el dedo: “¡Locos!”.
Hoy nos vamos a poner sentimentales con nuestras motos. Esto no significa que no necesitemos un profesional, un psicólogo. Pero entendemos que científicamente, nuestra moto y nuestro casco escuchan nuestros pensamientos y nos sirven, científicamente, para liberarnos. Psicolocascos al poder.