La Guardia Civil de Tráfico está en pie de guerra. Y no hay uno ni dos motivos, sino varios. La alta siniestralidad y mortalidad de los agentes de la agrupación, el afán de la DGT por "priorizar la instalación de radares" o la falta de material de seguridad son las principales quejas.
La que durante décadas ha sido la "niña bonita del cuerpo" pasa por una de las peores épocas de su historia en la que incluso se están quedando sin motoristas que quieran entrar a la especialidad.
Tráfico es la unidad de la Guardia Civil con mayor número de fallecidos en acto de servicio
En lo que vamos de abril dos guardias civiles de Tráfico han fallecido en acto de servicio. El primero, Dámaso Guillén, con carácter heroico por lo que ha sido condecorado post-mortem.
Damián se interpuso ante un coche robado tras una persecución con su moto de servicio para evitar el atropello de una competición ciclista de niños. "Salvó muchas vidas, sin la actuación del agente fallecido hubiesen muerto muchos niños que estaban participando en la prueba. Se le debe mucho".
El segundo era Francisco Ramón Montes Félix, con 25 años de servicio a sus espaldas. Pasó gran parte de su vida subido a la moto de la Benemérita, y con mérito, también murió encima de ella. Montes salió despedido de la moto después de un brutal impacto contra un turismo tras un brutal choque en el que muchos se preguntan si el airbag le hubiese salvado la vida.
Los dos agentes despedidos con honores engordan la lista de la especialidad con más siniestralidad dentro del cuerpo. Los últimos datos de AUGC reflejaban 340 agentes, a los que hay sumar los dos de abril: 342 agentes, lo que convierte a Tráfico en la unidad de la Guardia Civil con mayor número de fallecidos en acto de servicio.
En una carta abierta de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), los agentes denuncian que "la agrupación es un barco a la deriva", que "nos menosprecian por numerosos motivos".
En el panorama interno la cosa no mejora: "Hay licitaciones irrisorias como la limpieza de las instalaciones, los cascos que no llegan para los compañeros que prestan servicio en moto; los chalecos airbag cuyas pruebas se eternizan; las armas cortas de la marca Ramón que no garantizan la realización de disparos sin interrupciones; las fundas de extracción rápida; los chalecos antibalas".
Por eso las asociaciones como AUGC reclaman vestir a sus agentes con chalecos airbag, una medida que ha tomado sus años pero que ya está en proceso de conseguirse. Llegarán cerca de 3.500 de estos chalecos con airbag que deberán contar con ciertas especificaciones para que los agentes trabajen cómodos. 2024 es la fecha en la que previsiblemente llegará la remesa de airbags para los motoristas.
Los agentes de Tráfico denuncian el afán recaudatorio de la DGT
Esconden un radar veloláser detrás de una señal de balizamiento en plena recta
— SocialDrive (@SocialDrive_es) April 4, 2023
Puerto de la Carrasqueta, Alicante pic.twitter.com/ZUdqCxNQMx
La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) señala en La Razón a la Dirección General de Tráfico (DGT). Apuntan con el dedo al organismo dirigido por Pere Navarro por su "afán recaudatorio" y "dejar de lado a los miembros", olvidando, argumentan, que su trabajo "no es solo sancionar, sino salvar vidas". Y ponen de ejemplo a Dámaso.
Desde dentro también critican a los radares: "Unas máquinas recaudatorias pueden hacer mejor el trabajo que cada día desempeñan los hombre y mujeres de la Agrupación en nuestras carreteras”.
No hay más que ver cómo juegan al escondite con los Velolaser en las carreteras españolas. Incluso detrás de señales de balizamiento. Este truco de la DGT ejemplifica el "afán recaudatorio" que critican.
Los agentes del cuerpo ponen de manifiesto que esta pasada Semana Santa fallecieron 34 personas. "Una cifra que ya es suficientemente trágica porque supone un incremento del 25% con respecto al pasado año", reclaman.
La diáspora. Eso ha provocado una fuga masiva de los agentes, más los que no quieren entrar. Una puñalada por partida doble que AEGC denuncia: "Faltan 1.500 vacantes por cubrir" y se han ido otros "1.200 efectivos".
Ya pocos quieren entrar a la 'niña bonita de la Guardia Civil' porque hay mucha siniestralidad, pocos recursos y un afán recaudatorio que excede sus principios, amén de otras tantas carencias como falta de equipamiento y uniformes.