Recuerdo como si fuera ayer cuando las primeras motos coreanas hicieron su aparición en el mercado europeo. Dieron muchos dolores de cabeza con acabado más que dudosos en sus primeros modelos. Con el paso del tiempo las marcas del Corea del Sur se han mantenido en el mercado gracias a un diseño joven y un precio muy, muy tentador. Quién se hace con una sabe que no está comprando la última tecnología, pero también puede olvidarse de los problemas técnicos que sufrieron durante sus comienzos.
Durante las últimas semanas me he acordado mucho de estas marcas tras haber buscado información sobre la KTM Duke 390 en cada rincón de la red. Como sabréis, las pequeñas de la familia naked de KTM son construidas por Bajaj en India, uno de los grandes fabricantes del país. Pero quizás estemos infravalorando el potencial de la estrategia que ha iniciado KTM. Ser el máximo exponente de la industria del motor significa ser un auténtico gigante, recordemos que estamos hablando de un país con más de 1,2 billones 1.200 millones de personas.
En India se producen motos, perdonadme la expresión, a mansalva. Sus cifras de ventas anuales dejan en ridículo a cualquier mercado occidental, 10 millones de motos/scooters vendidos en 2010. Y un parque de vehículos de dos ruedas de 37 millones. Eso es pasión y no los domingos de terracitas.
Empapándome en mi último, digamos, enmelonamiento he aprendido a valorar el potencial indio –además de haber hecho un par de amistades–. Trabajan duro y el bilingüismo en inglés es lo más natural "gracias" a la influencia que aun tiene la corona británica en la zona. Su alianza con KTM les ha permitido producir un modelo espectacular y fiable y gracias al estricto control que hace Mattighofen sobre cada Duke 125, 200 o 390 evitan además cualquier prejuicio que podamos tener, como pasó con Corea hace unos años. ¿Y el precio? Muy ajustado, no es la típica moto básica que puedes comprar en India por unos pocos cientos de euros pero tampoco es la clásica KTM que se va de precio. No rebasar los 5.000 euros es, por si mismo, un gran éxito.
Creciendo de la mano de su industria encontramos a la prensa del motor. Que han pasado de probar los modelos más modestos y casi sin medios a montar reportajes que más quisiéramos ver en España.
India es una potencia emergente que de superar sus grandes problemas de pobreza empezará a asustar a la acomodada industria japonesa –para ejemplo Mahindra en Moto3–. De hecho, compañías como Tata aparecen cada cierto tiempo interesados en comprar marcas como MV Agusta. KTM por su parte ha sido lo suficientemente espabilada para sacar tajada con una moto que tiene la pinta de convertirse en superventas en India y Europa.
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