Un dibujo que ahora vale la friolera de casi medio millón de euros. Así se podría definir el primer concepto de una moto lunar que, sin quererlo, ha hecho historia sin llegar pisar la Luna, aunque la moto existe y funciona.
Es la Hookie Tardigrade, una moto que empezó como un proyecto con el objetivo de llegar a la Luna pero que acabó en el famoso museo automovilista de Petersen en Los Ángeles. Solo por eso su precio se ha disparado hasta los casi 400.000 euros... Y lo mejor de todo es que esta moto no llega a los 15 km/h.
Su precio hace referencia a la distancia entre la Tierra y la Luna
Directos al grano. Si recibes una llamada y al otro lado de la línea te habla alguien del Museo Petersen... Has triunfado. Se trata del mayor museo de automovilista del mundo, y exponer allí sea el coche o moto que sea es algo similar a ganar el mundial de MotoGP de los preparadores o customizadores.
Es lo que les pasó a los preparadores del garaje alemán Hookie.Co y su Tardigrade, lo que iba a ser el prototipo de moto de la NASA para surcar la Luna de cabo a rabo.
Esta moto llegaba hace un escaso año, siendo un prototipo de moto lunar basado en un concept original realizado por Andrew Fabishevskiy, un diseñador ruso. Si bien la NASA no terminó interesándose, sí lo hizo el estudio Hookie. Su nombre viene de unos invertebrados microscópicos conocidos como 'osos de agua' que sobreviven en cualquier condición extrema. Como la moto.
El esqueleto de esta moto que parece sacada de una película es en realidad una Cake Ösa, un scooter eléctrico de 5,4 CV. En verdad todo el chasis ha sido adaptado para parecer un prototipo lunar y alcanzar una velocidad de 15 km/h con una autonomía de 113 km.
Salta a la vista que no es una moto 'normal': no tiene horquilla, sino un mecanismo de dirección electrónico con un potenciómetro que lee las indicaciones del manillar para transmitirla a las ruedas por una transmisión monobrazo.
Entre los detalles más bizarros de esta moto encontramos unos neumáticos de fibra de carbono, llaman la atención y desde luego, nunca habíamos visto unos. Se fabrican a través de una impresora 3D y van montados sobre la llanta de aluminio; su 'gracia' es que permiten reducir exponencialmente el peso de la moto y pasear por la luna, en el hipotético caso de que esto sucediese en algún momento.
Parece ser que en el museo no quieren exponer durante más tiempo a esta moto. Eso ha sido suficiente para revalorizarla, porque ahora se pone a la venta por la friolera de 384.400 euros. Un precio astronómico, nunca mejor dicho, porque corresponde con los 384.400 km que separan la Tierra de la Luna.