Durante años buena parte del entorno de MotoGP empleó gran parte de sus esfuerzos en reclamar que hubiese más rivalidad, e incluso enemistad, entre los pilotos. A los Joan Mir, Fabio Quartararo, Pecco Bagnaia y compañía se les echó en cara ser demasiado pusilánimes, añorando tiempos mejores de rudas rivalidades.
Pues bien, parece que la rivalidad ya ha vuelto a MotoGP. Pero no una rivalidad fresca y renovada, sino el mismo Marc Márquez contra Valentino Rossi que llevamos una década sufriendo. MotoGP vuelve a ser una guerra entre los cortesanos del '93' y los del '46', y es un caldo de cultivo peligroso de cara a 2025.
El accidente de Álex Márquez y Bagnaia, la última batalla de la Guerra Fría de MotoGP
MotoGP vive un periodo de Guerra Fría, pero es hora de que alguien empiece a reconocer que está viendo las hostilidades. Porque están a plena luz, y van a desembocar en algo muy feo en 2025. El último ejemplo llegó en MotorLand Aragón, con el golpe que Álex Márquez proporcionó a Bagnaia, y que bien pudo costarle algo más que un cero al campeón.
MotoGP vuelve a ser una guerra civil entre los dos mismos bandos de siempre. Marc Márquez lidera su bando, el marquista, mientras que Bagnaia se ha elegido en el trasunto de Valentino Rossi en el bando rossista. Y lo peor es que la cosa no se dirime solo entre ellos, sino que hay secuaces dispuestos a inmolar sus propias carreras por un bien mayor.
MotorLand fue el último campo de batalla. Franco Morbidelli no tuvo ningún problema en irse largo y ceder su puesto en cuanto notó que Bagnaia estaba detrás, pero Álex Márquez no tuvo problema en inmolarse y provocar un grave accidente con tal de impedir que el campeón le adelantase
Pasó a la inversa en Sachsenring. Mientras que Morbidelli deliberadamente provocó un accidente que pudo ser muy serio con Marc Márquez, su hermano no dudó en dejar pasar al '93' a la que le sintió detrás, incluso aunque eso costase un podio. Morbidelli también se cargó a Márquez en la salida de Austria, y la ristra continua si seguimos mirando hacia atrás.
Pero a donde hay que mirar es hacia delante, hacia 2025. Allí tendremos a Bagnaia y Márquez en el equipo oficial de Ducati, a un VR46 con dos pilotos italianos y a un Gresini Racing con dos españoles. Dos bandos bien definidos con soldados más o menos entregados a la causa. A una causa que puede ser muy peligrosa.
Ojalá alguien frene esta escalada de violencia en MotoGP antes de que haya que lamentar como hipócritas en 2025 lo que no se quiso evitar en 2024.