Vender y deshacerse de una moto no siempre es fácil. Existen ciertos sentimientos hacia lo material, y muchas veces despegarse de nuestra amiga de dos ruedas no es una tarea sencilla, especialmente cuando uno se ve obligado a hacerlo. Una situación similar le ha sucedido a un motorista de Almería.
El problema es que cometió una ilegalidad de por medio cuando se deshizo de su moto y quiso recuperarla posteriormente. Digamos que no atendió a los cauces legales y en toda esta historia, la Guardia Civil tiene mucho que ver de por medio.
La moto era una Suzuki GSX-R 1100 de 1992 que fue restaurada por su segundo dueño
Tener en el garaje una joya como una Suzuki GSX-R 1100 de 1992 es el sueño de muchos, especialmente en una época en la que las motos noventeras tienen un precio en alza y hacerse con una de ellas es incluso más complicado que hace casi 30 años.
Así que un vecino de Almería la tenía a buen recaudo en su garaje, pero tuvo que deshacerse de ella porque los años habían hecho mella en la tetracilíndrica japonesa y necesitaba restauración. No dispuesto a arreglarla, la puso el cartel de venta y alguien vino a comprarla.
Quien la compró lo hizo con la intención de restaurarla al completo, y así lo hizo. Se la llevó hasta un recinto cerrado que era de un amigo en Roquetas del Mar (Almería), y quedó totalmente restaurada. El problema vino cuando el anterior dueño se dio cuenta de que la moto había sido arreglada. Le entró la morriña por la moto y fue entonces cuando decidió que la quería de vuelta.
Digamos que el problema fue que la proposición de hacerse con ella no transcurrió por trámites del todo legales. La envidia se apoderó de él y dispuesto a todo para recuperar su GSX-R1000 del 1992 urdió un plan para robarla y que volviese a su garaje.
Así que antiguo dueño fue hasta el lugar donde estaba a buen resguardo la Suzuki en compañía de alguien con un papel fundamental: el hermano del dueño del lugar donde se guardaba la moto. Todo parecía bastante fácil; mientras uno escalaba la valla y abría el recinto, el otro se llevaba la moto.
No cayeron en la cuenta de que todo el recinto (donde había una decena de coches más) estaba siendo grabado por las cámaras. Captaron el exacto momento en el que uno salía a pie y el otro se llevaba montado la Suzuki GSX-R1000. La poca pericia de los ladrones de esta sentimental historia acabaron siendo denunciados ante el puesto de la Guardia Civil de Almería.
La investigación no tenía mucho recorrido: había grabaciones y se sabía con certeza quién era el que se llevó la moto. La Benemérita acabó localizando y deteniendo a los dos ladrones, acusándoles de un delito de robo con fuerza.
Ahora será el Decanato de los Juzgados Roquetas de Mar quien dicte sentencia en esta historia de recuperación de un amor perdido.
La Suzuki GSX-R 1100 del '92: una moto con mucha historia
La joya extraída era una de las deportivas noventeras más exóticas por entonces. En la historia de los de Hamamatsu, esta deportiva tetracilíndrica fue la última evolución de la GSX-R 1100 con motor SACS. Una moto con un chasis robusto, un motor suave pero potente al mismo tiempo y mucha capacidad de preparación.
Este color atigrado (como la que se ve en la primera foto) era una de las más buscadas por los coleccionistas de la época. Así que con motivo su propietario anterior se arrepintió de venderla.