La Generalitat dijo que no habría motos de gasolina en Cataluña a partir de 2030. Ahora dan marcha atrás y dicen que "todo fue un malentendido"

La Generalitat dijo que no habría motos de gasolina en Cataluña a partir de 2030. Ahora dan marcha atrás y dicen que "todo fue un malentendido"
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El Plan de Impulso al Vehículo Eléctrico 2025-2030 que Cataluña anunció hace unos días trajo cola. Y no poca. En una primera lectura, ANESDOR y los medios interpretamos que dicho plan implicaba restricciones de circulación para las motos de combustión a partir de 2030, lo que provocó una reacción inmediata de la industria y de los motoristas.

La indignación no tardó en propagarse, con ANESDOR a la cabeza de las críticas. Sin embargo, ahora, la Generalitat ha reculado y ha explicado que la interpretación no tiene nada que ver con prohibir las motos de combustión, cosa que no pasará.

No se plantean la prohibición, por ahora

Respiren tranquilos, catalanes: no habrá restricciones a las motocicletas de combustión en el horizonte de 2030. Según la administración catalana, todo se trató de un malentendido en la interpretación del texto.

Mientras algunos sectores políticos parecen ver en la moto de combustión un problema, la realidad es que las motos, incluso las de gasolina, presentan ventajas evidentes frente a los coches en términos de congestión y emisiones. Son la alternativa barata y cómoda.

ANESDOR insiste en que la moto debe ser considerada parte de la solución, y no del problema. Las motocicletas, especialmente las de última generación que cumplen con la normativa Euro 5, presentan niveles de emisiones notablemente reducidos y ocupan menos espacio en la vía pública.

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Además, facilitan la transición hacia la electrificación, ya que la movilidad urbana en dos ruedas es más eficiente y sostenible que el uso de automóviles tradicionales.

Si bien esta vez todo quedó en un malentendido, lo cierto es que la incertidumbre sigue latente. Las políticas de movilidad en Cataluña han generado debate en más de una ocasión, y es probable que en el futuro se sigan proponiendo medidas que afecten al sector de la moto.

Por ahora, los motoristas pueden respirar tranquilos. Pero este episodio deja una lección clara: hay que estar atentos a las decisiones políticas y asegurarse de que la movilidad en dos ruedas sea valorada de manera justa y realista en los planes de sostenibilidad.

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