El pasado mes de enero, y gracias al concesionario oficial de Kawasaki en Alicante pude disponer de una Kawasaki Versys para probarla durante toda una mañana. La verdad es que en el concesionario no me pusieron ninguna pega, solo me pidieron los datos del carné y poco mas para prestarme una moto prácticamente nueva.
La primera impresión cuando te acercas a la moto es un poco para pensárselo, porque es muy alta, 840 mm desde el asiento hasta el suelo. Pero una vez que te subes encima y empiezas a rodar te integras en ella a la perfección. Las manetas son regulables ambas, pero el manillar, excesivamente abierto de puntas para mi gusto, te deja con una postura algo extraña los primeros metros.
Sin pararme más de lo imprescindible me dirigí a una de las rutas de la provincia que mas me gusta, la carretera que va desde El Campello a Aguas de Busot, Relleu, Torremanzanas y Jijona; Carreteras de segundo orden con muchísimas curvas, firme en buen estado y escaso tráfico. Lo primero que pude apreciar fue la excepcional potencia del freno delantero. Dos discos lobulados de 300 mm son más que suficientes para parar la moto en un suspiro, quizá hasta demasiado. Gracias que la suspensión delantera esta a la altura de la moto y es capaz de aguantar frenadas en plan bestia sin hacer topes. La horquilla es regulable en extensión y en precarga, pero con los tarados que me dieron en el concesionario van a la perfección.
El tren trasero monta una 160/60 en medida 17 pulgadas que invita a inclinar en las curvas mientras que el gigantesco basculante asimétrico acompaña todo el conjunto. Aunque peca un poco de tarado blando, es el adecuado para este tipo de carreteras, ya que consigues no quedarte con la rueda trasera al aire nada más que en alguna frenada de emergencia cuando la curva se cierra más de lo que recordabas.
En todo este trayecto, unos setenta kilómetros me pude divertir bastante, porque el motor parece no desfallecer nunca y eso ayuda mucho cuando vas conduciendo de curva a curva. La inyección electrónica es tan mágica que es capaz de sacar el motor sin rechistar de una recuperación de 30 Km/h en quinta. Y encima mantiene el consumo en unos moderados 5,5 l a los 100 Km. En definitiva, una moto divertidísima para hacer curvas sin problemas, y que seguro que es capaz de poner en aprietos a más de una RR en ese terreno.
Tras repostar en Jijona me dirigí a subir el puerto de montaña motero por excelencia de Alicante, la Carrasqueta. Esta es una carretera nacional que los moteros de toda la provincia tienen como punto de referencia a la hora de hacer una salida el sábado o el domingo, y en ella puedes encontrarte de casi todo, RR, touring o maxi trail intentando pasar las curvas con la máxima elegancia y dignidad para que los que están apostados en esas curvas te alaban luego cuando paras a tomarte un café en la Venta Teresa.
En ese terreno la Versys se desenvuelve aun con más soltura que en las carreteras anteriores. Mantiene la trayectoria sin rechistar y en recta el aplomo es excepcional. El piloto va bastante bien protegido por el parabrisas si mides en torno al metro setenta y cinco, porque si eres mas alto tu cabeza quedará expuesta al chorro de aire que desvía con todo el ruido que esto significa. Si eres mas bajito el problema no será el parabrisas, si no cuando pares, ya que estas a casi un metro del suelo.
El siguiente tramo que tomé fue la autovía que une el final del puerto de la Carrasqueta con Ibi, San Vicente y Alicante. Esta autovía cuenta con un tramo prácticamente recto donde mucha gente se mete a exprimir el motor a tope para ver hasta donde llega. Un servidor, tuvo arrestos para llegar a velocidades casi de prisión, pero reconozco que cuando vi de lo que era capaz este pequeño bicilíndrico de 649 cc me asusté y corté hasta ponerme a los 120 Km/h legales de la vía. A ese ritmo estoy seguro de que puedes hacer horas y horas de carretera sin ningún problema más que parar a repostar, porque la postura y la protección son perfectas. Si le sumamos que con un depósito debe alcanzar para cerca de trescientos kilómetros estamos frente a una rutera al alcance de casi todos los bolsillos. Porque menos de seis mil euros la hacen muy apetecible.
Una vez acabada la sesión fotográfica fui a devolverla, con la sensación de haber probado una moto que de tener el dinero estaría muy arriba en la lista de motos a considerar para comprarme. La cruda realidad vino cuando después de despedirme de Israel en el concesionario me subí en mi Yamaha SR250 Special y al ir a frenar en la primera curva casi me mato, porque la Special no frena ni la décima parte de lo que lo hace la Kawa.
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