Los chicos de Blatant Moto han vuelto a crear una máquina que atrae nuestra atención. Hace un año aproximadamente sacaron a la luz The Crapshoot, una fusión entre vanguardismo eléctrico y dragster de hace medio siglo.
Ahora su punto de mira siguen siendo las motos con motores eléctricos, pero en lugar de meterlo en una dragster esta vez lo han integrado en una flat track de carreras y le han puesto un nombre un tanto macabro: The Death Rattle (algo así como el estertor de la muerte).
Está fabricada para disfrutar del pilotaje más puro
Sus creadores son antiguos trabajadores de Alta Motors, empresa dedicada a construir motos eléctricas. John McInnis es el diseñador y cofundador de Blatant Moto y ha fabricado esta moto con la ayuda de Vinnie Falzon y Brandon Dawson.
En una entrevista realizada por Bike Exif, McInnis explica que fabricaron un chasis específico para esta moto eléctrica. Calcularon la distancia entre ejes, el ángulo de la dirección y el basculante a partir de las indicaciones de una leyenda local de las flat track y también ex trabajador en Alta Motors, Dale Lineaweaver.
La suspensión delantera viene de una Yamaha R6 y la unieron al conjunto con una abrazadera triple de Weiss Racing. El amortiguador trasero es Penske. Las ruedas son de Durelle Racing, el manillar viene de Biltwell y los puños son ProTaper cedidos del equipo de supercross Geico Honda. Lo poco que tiene de carrocería está hecha artesanalmente y los dibujos están pintados a mano.
El material que han utilizado para la carrocería es poliestireno porque según sus creadores "es barato, abundante y no te hace un agujero en la pierna cuando te caes". Al ser un motor eléctrico no necesita ningún tipo de combustible por lo que el depósito está por un lado como elemento de decoración y por otro para proteger al piloto del propio motor. Y de paso, han aprovechado para esconder todos los cables eléctricos dentro del mismo.
Esta moto está concebida para llevar el concepto de vehículo eléctrico a la mínima expresión por lo que solo tiene lo justo y necesario para que pueda correr en un circuito de tierra: acelerador, freno trasero y no mucho más, según sus diseñadores. Ni siquiera tiene un puerto para cargar la batería. Cuando se acabe su energía se saca de la moto y se conecta a un enchufe para que vuelva a estar al 100%.
La Death Rattle es, según John McInnis, un vehículo eléctrico ideado para tener la experiencia de conducción más pura posible "sin tener la cacofonía del ruido del motor o la necesidad de cambiar de marcha para solo centrarse en una cosa: conducir".
Esta moto eléctrica que fue ideada y concebida en un pequeño garaje de San Francisco se exhibe actualmente y hasta diciembre en la exposición Revolución Eléctrica del Museo Petersen de la Automoción ubicado en Los Ángeles.