El mundo de los concept y los prototipos es infinito. Con las motos eléctricas este juego ha pasado de nivel. Ya no hace falta un depósito o un motor de combustión que deba ponerse en la moto de una forma predeterminada. Ahora los diseñadores pueden jugar mucho más con la creatividad.
Posiblemente la moto de la que hablamos a continuación tenga uno de los diseños más valientes e irracionales que hayamos visto hasta la fecha. Recuerda a los tribales de Blade o a los X-Men, según el friki que la vea, y su nombre es Racer-X.
Exhibida en un museo de Los Ángeles
El creador de este vehículo tan bizarro se llama Mark Atkinson. Es un diseñador y constructor de motos que va más allá del conservadurismo a la hora de crear una moto desde la nada. Ya lo vimos en el pasado con su BMW 'Alpha'.
La idea de esta moto empezó con una pregunta de Atkinson: "¿qué podría construir si no tuviese ninguna imagen de lo que es una moto? Lo único que tenía claro era que tenía que tener un motor eléctrico y dos ruedas y que los depósitos de gasolina en las motos eran algo muy tonto".
A partir de aquí lo demás fue imaginación. Mark Atkinson quería que la suspensión y la dirección estuviesen en un mismo eje. Dibujó una X en una servilleta y a partir de ese boceto fue desarrollando la idea.
Esta moto está fabricada a partir de un chasis tubular de alumino y la carrocería son paneles de carbono. Antes de esto pensó en fabricarla con un monocasco de fibra de carbono, pero cambió de opinión.
Para conseguir el motor se puso en contacto con el Doctor John Sullivan, quien dirige un equipo de la Universidad Perdue que ha desarrollado una moto eléctrica que ha batido varios récords de velocidad al alcanzar los 185 kilómetros por hora en la Speed Week de Bonneville, lugar donde también ha participado Atkinson. Al cambiar la configuración de la misma, le cedieron el motor que llevaba que tenía una potencia de 38 kW (unos 50 CV). Para suministrar de energía al motor utiliza unas baterías provenientes de un Nissan LEAF.
Para manejar la dirección fabricó un servomotor controlado por un arduino a través de un software de código libre. Debido a esta decisión, el eje de la dirección tuvo que desplazarse del centro de la rueda para poder estar unido al chasis. Y precisamente por su estructura tubular en forma de equís, no tiene una llanta con radios, como tienen las motos convencionales. Por eso existe un espacio en el centro de la rueda.
El nombre de Racer-X surgió de forma instantánea. Kim Lohstroh Young (The Vintagent), organizaba una exhibición de motos eléctricas y se encontró con el prototipo de Atkinson. Quería que la fabricase en menos de tres meses para que se viese en su exposición. Cuando le preguntó el nombre de la moto, el diseñador le contestó que no sabía, que nunca había puesto nombre a una moto, así que sin más, Kim le sugirió Racer-X, y así se quedó.
Ahora viene la gran pregunta: ¿por qué Atkinson ha creado una moto que ni siquiera tiene un sitio donde sentarse (el sillín que ha colocado no puede considerarse asiento)? La respuesta es que su intención es generar nuevas ideas de base para las motos eléctricas que se fabriquen en el futuro.
Quien quiera ver esta excentridad, desde el 6 de abril la motocicleta está expuesta en el Museo de la Automoción de Peterson (Los Ángeles, Estados Unidos) y seguirá ahí durante un año.