El Gran Premio de Francia ha sido una ronda agridulce para los equipos punteros, aunque el trago más amargo lo ha tenido que tragar Valentino Rossi con su primer cero del año. Un cero que es mucho más que nada, pues oculta tanto luces como sombras sobre la figura del italiano.
Cayó pero lo hizo luchando por la victoria hasta el final. Pierde el liderato pero demuestra que no es casualidad que aún sea capaz de optar a todo en el Campeonato del Mundo de MotoGP. Sigue teniendo un hambre voraz por la victoria y precisamente eso fue lo que ayer le llevó al suelo en un mano a mano contra un compañero que le superó incluso en guerra psicológica.
Hambre de victoria saciada con grava
La caída de Valentino Rossi en Francia no fue casual, ha sido fruto del hambre de victoria que aún ruge en su estómago
"Ha sido una gran pena. Habría sido nuestro mejor fin de semana de lo que llevamos de temporada, estábamos siendo más competitivos que nunca incluso en mojado, pero especialmente en la carrera conseguimos estar muy fuertes" se lamentaba el italiano al dar por concluido el domingo.
La cara positiva la saca valorando que "fue muy difícil estar delante porque el ritmo de carrera ha sido altísimo, aunque hacia el final de carrera me sentía cómodo sobre la moto". Estaba listo para enfrentarse a su primera victoria de la temporada, la primera desde el fatídico GP de Catalunya 2016, así que cuando vio que podía echarse encima de Viñales, simplemente atacó.
Valentino no es piloto de cometer errores, pero cuando ruedas más rápido que todo el fin de semana y marcas una vuelta de récord a falta de cuatro para el final es porque estás arriesgando. Eso acabó por pasarle factura en la última vuelta, "me equivoqué en la curva 6 y Maverick pudo adelantarme, pero en el último sector yo era más rápido así que intenté quedarme cerca".
"Sinceramente no entiendo lo que ha pasado en la caída", afirmaba frustrado Rossi. Normalmente al forzar tanto en una curva para recuperar terreno es el neumático delantero el que acaba por ceder, pero en esta ocasión fue el trasero el que dijo basta antes de arrastrar al delantero. Tiene una explicación muy sencilla: tratar de ganar a un Viñales que marcó la mejor vuelta de toda la carrera en el último giro, a ritmo de récord.
Tras su primer cero de 2017, Valentino pierde el liderato y pasa a ocupar la tercera posición de la general por detrás de Dani Pedrosa
El italiano no encontraba motivos para sonreír porque "he cometido un error, es así. Una pena volver a casa con cero puntos, así que lo primero es pedir perdón por perder una victoria que teníamos al alcance de la mano y por perder el liderato en la general". Más allá de los lamentos, Rossi puede darse por satisfecho y orgulloso.
La imagen del doctor después de levantar la moto, tendido sobre su depósito, derrotado, es la que menos merecía Valentino en un GP de Francia donde estaba aplacando algunas voces que pedían su jubilación. Ha demostrado que tiene ritmo, que después de cuatro carreras no era líder de la general por casualidad y que con casi 40 palos se puede seguir dando guerra en una categoría con pilotos punteros cada vez más jóvenes. Valentino lo dio todo en Le Mans y las carreras a veces cuando lo das todo te regalan nada.
¿Se le escapó la victoria entre los dedos? Sí. ¿Cayó en la última vuelta? También. Fue la voracidad por la victoria, el querer mantenerse en lo alto de la general, el seguir soñando con la décima corona lo que le llevó a la grava del circuito Bugatti. Su ambición superó su habilidad innata para mantener a la Yamaha en pie sobre dos ruedas, pero ese hambre de victoria es el que a su edad le mantiene entre los mejores del mundo por méritos propios.
En dos semanas borrón y cuenta nueva. Ya no es líder pero tampoco está tan lejos, tercero de la general a 23 puntos de Maverick Viñales. Todo queda en casa.
Fotos | MotoGP, Yamaha MotoGP
En Motorpasión Moto | GP Francia