La relación entre Jorge Lorenzo y Ducati no fraguó de la forma que se esperaba. El tiempo y la impaciencia de los italianos jugó un papel fundamental para dilapidar al piloto español del box de los de Borgo Panigale. 2018 fue un año extraño para Lorenzo, el principio del fin que le acabaría llevando a Honda, donde firmaría su sentencia final en el mundial.
La apuesta por Honda fue todavía peor; una falta de ritmo y las constantes caídas acabaron por acobardar al mallorquín ante el riesgo de una lesión mayor que acabase peor de lo esperado. Así que esa temporada anunció oficialmente su retirada, y no fue precisamente por falta de oportunidades.
Lorenzo podría haber seguido compitiendo varios años más
Sin embargo, ahora desvela en una entrevista a SER Catalunya que 2019 podría no haber sido el final de su carrera, sino de su regreso a la fábrica italiana. Y no hacerlo sobre una moto cualquiera, sino sobre la Desmosedici que aprendió a domar tardíamente (al menos así lo consideró Ducati).
“Tanto para 2020 como para 2021 tuve dos oportunidades de volver a Ducati. Sin embargo, en el último momento no me sentí con la pasión ni con las ganas de firmar y me fui para atrás”, explicaba el cinco veces campeó ndel mundo.
El GP de Assen fue clave para entender ese cambio de posición y dinámica. La fuerte caída que sufrió allí marco un antes y un después. Se encontró con miedos, sin falta de motivación y una sexta caída en toda la temporada que fue decisiva: allí se fracturó las vértebras y faltaría tres Grandes Premios más.
“A veces hay que saber cuándo parar, este es un deporte de riesgo en el que te puedes hacer daño. Yo no quería correr ningún riesgo porque ya no sentía la necesidad de correr”, se sincera el 99.
Asegura que su adaptación a la Desmosedici le “tomó un tiempo más largo de lo que me hubiese gustado, pero sin ese tiempo, hubiese renovado y hubiese cambiado la historia”, y que, justo “cuando empecé a ganar, desgraciadamente ya era demasiado tiempo” y Ducati decidió sentenciar al piloto del box.
Menciona que podría haber cambiado la historia, y está seguro de que “de haber tenido la Ducati de hoy en 2017, mis resultados hubieran sido mucho mejores”, cuestión que cree, es labor de Gigi Dall’Igna, quien, a su juicio, “ha puesto todas las piezas del puzzle a nivel técnico y de pilotos”.