Suzuki Gladius 650, la prueba (3/4)

Suzuki Gladius 650, la prueba (3/4)
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El momento más esperado en toda prueba es el de rodar con la moto. Con la Suzuki Gladius 650 hicimos más de 400 kilómetros durante los 5 días que tuvimos la moto en nuestras manos.

Tráfico urbano, carreteras de curvas y autovía. Excepto circuito cerrado, hemos sometido a la Suzuki Gladius 650 a todos los hábitat por los que habitualmente se mueve.

Acabo de devolverla en Ponte Motos y os aseguro que la sensación que tengo en el cuerpo es muy positiva. Veamos porqué.

Suzuki Gladius

El motor de la Suzuki Gladius 650

El alma de la Suzuki Gladius 650 es el motor. En este caso es un motor en V a 90º de inyección, DOHC, basado en el de la SV 650, por lo que los problemas de fiabilidad quedan bastante descartados.

Recuerdo el motor de mi SV 650 porque aunque tenia una entrega de potencia buena en bajos, esta tampoco era nada que destacase por encima de otros aspectos. En cambio en la Suzuki Gladius 650, el bicilindrico se ha modificado considerablemente y ahora la entrega de potencia es más inmediata desde bajas revoluciones.

La potencia llega además de forma progresiva hasta que pasamos de 4.000 vueltas, momento en el que el motor empieza a sacar a la luz todo su carácter y se mantiene así hasta las 8.000 revoluciones dónde ya se estabiliza hasta llegar a las 10.500 dónde está el corte de inyección.

Por tanto, el motor tiene dos carácteres bien diferenciados. Por un lado, por debajo de 4.000 vueltas se comporta de forma tranquila y dócil, perfecto para los desplazamientos por ciudad y tráfico urbano. Si queremos buscarle un poco más las cosquillas en carretera y disfrutar de su potencia, las franja en la que debemos movernos está entre esas 4.000 y las 8.000 revoluciones.

Suzuki Gladius

Este motor cuenta ahora con nuevos muelles simples de válvula, que reducen la inercia y las pérdidas mecánicas, dobles bujías de iridio, que producen una chispa más intensa y reducen la degradación de los electrodos, nuevos perfiles de los árboles de levas y alzado de las válvulas, un 10% de incremento en la inercia del cigüeñal, conductos de admisión y escape de nueva longitud y un incremento en el volumen de escape.

Todas estas modificaciones lo que consiguen es un aumento de par a bajas y medias revoluciones manteniendo al mismo tiempo una entrega de potencia suava y progresiva.

Suzuki Gladius

Comportamiento en carretera de la Suzuki Gladius 650

Me atrevería a decir que la ciudad será el circuito por el que circulen la mayoría de las Suzuki Gladius 650 que se vendan en nuestro páis. La polivalencia de las naked económicas las hace perfectas tanto para ir a trabajar a diario como para disfrutar de una salida de curvas los fines de semana.

En ciudad, la Gladius 650 consigue una nota muy alta, ya que tiene pocos puntos que la penalicen. Es estrecha y manejable gracias a sus 202 kilos de peso en orden de marcha. La posición de conducción es cómoda ya que los brazos y piernas van en una posición relajada. El radio de giro es muy amplio, al contrario de lo que ocurre con otras naked del mercado como la Ducati Monster.

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Además el motor entrega la potencia de forma dócil y progresiva hasta que alcanza las 4.000 revoluciones por minuto, permitiendo jugar con el gas y no tener que usar demasiado el cambio de marchas cuando rodamos en ciudad, ya que casi siempre disponemos de suficiente par en el puño del gas para superar cualquier situación.

También me gustó el tacto del embrague, con bastante recorrido y un tacto suave y esponjoso, aunque no lo hizo tanto el tacto del cambio de marchas. Aunque Suzuki habla de un cambio suave y preciso, lo cierto es que me pareció bastante tosco y ruidoso, siendo este el mayor inconveniente que he encontrado a la Suzuki Gladius 650. Todos sean esos los problemas con los que nos encontremos...

Mañana continuará...

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