Descubrimos al SUV de las motos: la Honda X-ADV, un concepto tan transgresor como atractivo
De cuando en cuando, surgen motocicletas que rompen con todo lo establecido hasta la fecha para salir o muy bien o muy mal. Honda es una de las marcas que más se arriesga para salirse de su zona de confort, y la nueva Honda X-ADV es un nuevo ejemplo de esta estrategia de producto arriesgada y visionaria.
Las expectativas del fabricante japonés en su nuevo modelo son altísimas y después de haberlo probado en nuestras propias carnes te aseguro que tiene muchas papeletas para ser todo un éxito. Sobre el papel puede parecerse a muchas cosas, pero te aseguro que es un concepto totalmente nuevo.
Algo más que un DCT muy bien resuelto
Recordarás que el fabricante en los albores de Motorpasión Moto, allá por 2008, trajo a España la Honda DN-01. Aquella era una custom futurista con cambio automático y el motor bicilíndrico en uve de 700 cc procedente de la Deauville. Un tiempo después de aquella apareció la Honda Integra como acercamiento real a la mezcla entre scooter y moto que estrenaba el concepto Dual Clutch Transmission, una sofisticada caja de cambios automática de doble embrague. De esa relación "intermodal" aparecieron luego las Honda NC700S y NC700X, aparte de otra jugada no poco atrevida denominada Honda NM4 Vultus.
Antes de continuar y para seguir poniéndonos en situación conviene que recordemos otro de los grandes iconos recientes de Honda, la CRF1000L Africa Twin. La maxitrail del ala dorada reencarnaba el espíritu de sus antecesoras en cuanto a las verdaderas trail puras, ligeras y polivalentes, pero además se le añadía el factor del siglo XXI con un completo paquete electrónico con ABS, control de tracción, modos de potencia y, también, una nueva generación del cambio DCT.
El sistema de doble embrague Dual Clutch Transmission utilizado en la Honda X-ADV es el de cuarta generación usado en la Africa Twin
Y después de este más o menos breve periplo por el pasado llegamos al presente, 2017, año en el que llega un nuevo concepto: la Honda X-ADV. Te adelanto desde ya mismo que el estreno de este modelo ha levantado bastante revuelo desde que fue presentado en forma de prototipo en el EICMA 2016 y previamente en el Salón de Tokio por una sencilla razón, y es que encierra no una, sino dos vueltas de tuerca en el mundo de las dos ruedas. Vamos a ir por partes y tratar de no dejarnos nada.
Las entrañas se parecen a las de una Integra, aunque hay cambios notables. El bastidor de acero de espina central modifica ostensiblemente su parte intermedia para cambiar la posición en la que el motor queda anclado, al mismo tiempo que el subchasis trasero se modifica por completo para adoptar el nuevo conjunto de asiento/hueco/depósito.
El motor bicilíndrico en paralelo de 745 centímetros cúbicos se toma de su pariente más o menos cercana, ofrece los mismos 54 caballos de potencia máxima y 68 Nm de par motor. Aunque podría funcionar igual que en aquella, no lo hace porque la transmisión DCT es diferente. En lugar de utilizar el mismo cambio que en la Integra, se emplea el de cuarta generación utilizado en la Africa Twin y ha retocado para sacarle un partido que podrías no imaginar en un principio.
Reforzando la imagen robusta el escape ha sido una pieza fundamental en el diseño de la X-ADV así que en Honda han optado por una línea que termina en un silencioso de inspiración offroad. La sección triangular, las reducidas dimensiones y su exagerada inclinación le dan un toque muy guerrero, además de un sonido muy personal.
Rompiendo los moldes con la X-ADV
En persona, la X-ADV no se parece a nada que puedas creer que se le parece. Tanto el diseño como el concepto están muy bien integrados y destaca por su buena presencia
Si mecánicamente la X-ADV es una moto que destaca por su originalidad, estéticamente hay que reconocer el gran trabajo que han hecho con el modelo. Para esta ocasión el diseño ha corrido a cargo de un equipo italiano y el resultado salta a la vista, empleando un lenguaje visual fuerte y diferenciado que está repleto de personalidad que impacta infinitamente más en persona que en foto, palabrita.
Por delante el frontal ancho recurre a un morro con inspiración automovilística, doble faro LED y una nariz que evoca en cierto modo a los todocamino de cuatro ruedas para transmitir roburtez. En la parte trasera más de lo mismo con otro faro LED que se prolonga laterlamente por el colín, asas metálicas de aspecto recio y un basculante de aluminio muy robusto.
Salpicadas sobre la carrocería, algunas piezas de aluminio protegen las zonas más sensibles y generan un extra de sensación de calidad, incluida la zona superior del largo portamatrículas trasero.
La parte ciclo juega también un papel muy importante tanto en la estética como en su rendimiento. Las suspensiones son considerablemente mejores que las de la Integra con una horquilla delantera invertida Showa regulable y un monoamortiguador trasero dotado de bieletas para aportar progresividad.
Bien sujetas a ellas, se calzan un nuevo juego de llantas de radios cromados con aros negros que cierran el círculo de la aportación estética más campera del modelo, al mismo tiempo que nos dejan entrever que no estamos ante una simple adaptación estética. Calzan medidas de 17 pulgadas delante y 15 detrás con neumáticos mixtos 120/70 R17 y 160/60 R15, una mezcla atípica que en su vista trasera ofrece el impacto más de scooter, no así en su funcionamiento una vez en marcha.
Los frenos recurren a un equipo de doble disco delantero en medida de 296 mm de diámetro mordido por pinzas de anclaje radial hererdadas directamente de la Africa Twin. Detrás, un disco simple complementa el conjunto activado desde la maneta izquierda y cuenta además con función de freno de mano que se acciona desde un tirador en la parte derecha del escudo.
Ergonomía para TODOS
Con un concepto tan polivalente había que crear una postura apta para muchos públicos y usos diferentes
Uno de los puntos fuertes de la X-ADV es el profundo estudio que han realizado en el aspecto ergonómico para alojar a un gran abanico de usuarios diferentes y que todos vayan cómodos, independientemente del uso o de la estatura de cada uno. Aquí es donde quizá nos encontremos con una de las pruebas más consistentes sobre la tangencialidad de este modelo.
En la zona delantera nos encontramos con un ancho manillar que va a caballo entre el de una Africa Twin y una Crosstourer. Piñas, puños, paramanos, manetas regulables y el propio manillar ancho de doble altura sujeto por un muy buen resuelto conjunto de soportes que abrazan las botellas desde la tija inferior confieren una postura con los brazos bien separados y no demasiado elevados.
Un muy buen detalle es la inclusión de un sistema de pantalla regulable con una variación de la posición más baja a la más alta de 138 mm de altura y 11º de inclinación. Su regulación se hace de forma totalmente manual y cuenta con cinco posiciones diferentes para elegir en función de cuál nos conviene más en cada momento.
Las plataformas para los pies permiten varias posibilidades donde apoyarse, desde las piernas estiradas y los pies casi perpendiculares al sentido de la marcha, hasta ligeramente retrasados como en una moto convencional, pasando por un apoyo totalmente plano en la zona media.
El asiento está formado por una sola pieza cuya anchura es más que generosa y bien resuelta. Es ancho y largo, pero ni su perfil confortable ni la anchura de la parte central nos impiden llegar con facilidad al suelo con los dos pies desde sus 820 mm de altura al suelo.
Bajo él se encuentra una de las sorpresas que encierra este modelo, un hueco bajo el asiento capaz de alojar hasta un casco integral de tipo trail con su mentonera y visera prolongadas. Además cuenta con luz de cortesía, conexión de 12 V y una pequeña caja de herramientas. Dos detalles mejorables aquí son que no se abre demasiado y que la calidad de la bisagra tampoco es la mejor.
El arranque sin llave funciona a la primera siempre, y centraliza las cerraduras del asiento y del tapón de gasolina
Un poco más atrás, el pasajero cuenta también con una enorme zona plana, ancha, larga y confortable sobre la que viajar cómodamente. Sus estriberas son unas pequeñas plataformas que cuando no se usan pasan casi totalmente desapercibidas al integrarse perfectamete con los laterales de la carrocería.
Sentados a sus mandos, empezamos a interactuar con la X-ADV, que ya había ganas, y lo primero como siempre es buscar la cerradura de contacto. Bueno, pues busca lo que quieras que no hay. Como algunos otros de los modelos de la casa, este SUV de las dos ruedas incorpora el arranque sin llave que nos permite olvidarnos de andar buscando en los bolsillos. Simplemente llegamos a su lado, pulsamos el conmutador que se encuentra tras el manillar y ya podremos girar el contacto.
Acto seguido, pulsación al botón de arranque y el bi en paralelo cobra vida sin esfuerzo. El cuadro de mandos dividido se enciende y mientras sobre el manillar nos encontramos cuatro testigos (detección de la llave, ABS, freno de estacionamiento y punto muerto), un panel digital monocromático nos saluda justo frente a nosotros de una manera perfectamente visible.
Está repleto de información incluyendo velocidad, revoluciones, doble parcial, marcha engranada, nivel de combustible, temperatura exterior, reloj horario, consumo medio e instantáneo... Sólo faltaría un nivel de temperatura y, quizá, un indicador de autonomía restante.
Elegimos un color de entre los cuatro disponibles, ponemos a cero los parciales y es hora de salir a rodar con la X-ADV, ¿te vienes? ¡Empezamos mañana!
Siguiente parte | 54 caballos de felicidad sin embrague, así es la ultra-polivalencia de la Honda X-ADV