Algo así debió pensar el pobre ciervo que no se le ocurrió otro sitio por donde cruzar que por el medio del circuito justo cuando un motorista en medio de una tanda iba gas a fondo. Por suerte, al piloto no le pasó nada pero imaginaros las consecuencias si el mismo accidente le hubiese ocurrido en carretera.
Hace años, leí un artículo escrito por Dennis Noyes en el que explicaba como chocar correctamente contra un perro, algo muy común en los años 70 cuando las carreras se celebraban en circuitos urbanos. Contaba que lo mejor era agarrarse muy fuerte al manillar y golpear al animal por el medio con la moto muy recta. Si le golpeabas en la cadera o la cabeza, la caída estaba asegurada.
Relataba que cuando corría tuvo suerte pero probando una Benelli hiperexclusiva tuvo que poner en práctica estas lecciones cuando le salió uno en un pueblo de los alrededores de Madrid y caer con esa moto le hubiese llevado a la ruina.
Vía | Asphalt & Rubber