Todos tenemos cierto síndrome de Diógenes, especialmente cuando se trata de nuestros amados cacharros mecánicos. Unos siguen acumulando, a algunos les da por vender de vez en cuando y otros, simplemente se sacan invenciones gloriosas de la manga con aquellas piezas en desuso que no hacen más que ocupar espacio y acumular suciedad.
Esto es lo que ha hecho este italiano que ha pasado de tener un pequeño motor de ciclomotor abandonado a convertirlo en otra de sus grandes pasiones: una cafetera manual.
De chatarra vieja a objeto de culto para hipsters
La fiebre del DIY ('Do It Yourself', o hazlo tú mismo para los castellanoparlantes) es poderosa, casi tanto como la dependencia de algunos por tomarse un café a primera hora de la mañana para ser persona durante el resto del día, o al menos durante un par de horas.
El youtuber Rulof Maker es un fanático del buen café y manitas empedernido, así que ha tomado un pequeño motor monocilíndrico refrigerado por aire para hacerse una cafetera con la que servirse un espresso a la carta con un ligero regusto sabor a aceite de cuatro tiempos y una estética casi de sala de exposiciones.
El reciclado de las piezas no puede ser más sencillo: un motor de cacharro viejo estropeado de 50 cc, un trozo de madera, una rejilla y la pieza de la típica cafetera donde se carga el café molido. Esta es la parte fácil, la de conseguir las piezas, porque para realizar la modificación ya hay que tener algo de maquinaria (especialmente el torno).
Para conseguir esta especie de cafetera manual a presión estilo francés sólo tendrás que seguir los pasos que se ven en el vídeo:
- Conseguir las piezas
- Adaptar la base del cilindro al diámetro superior de la cazoleta por donde pasa el agua caliente y fijarla al cilindro
- Realizar un orificio para verter el agua caliente a través de un tubo de cobre
- Hacer un soporte de madera al que sujetar el cuerpo y colocar la rejilla para los vertidos
- Idear el mecanismo de presión con una palanca que mueva arriba y abajo el pistón original
Sí, el resultado final tiene fugas, es un coñazo hacerse cada taza de café y desconocemos la calidad del producto final por mucho que el italiano nos venda la moto, pero es difícil tomarse un café más cool.
¡Fácil, sencillo y para toda la familia!