Desde que apareció la nueva “Hornet grande” (o sea, la Honda CB1000R), me cautivó desde las revistas y las primeras fotos de presentación. Me encantó. Me parece que tiene detalles muy logrados como la pequeña cúpula que esconde la instrumentación, el escape bien integrado o el precioso basculante monobrazo. En esas fotos, se apreciaba un diseño limpio, fluido, agradable, armonioso y compacto.
Vamos, que es una moto de las que me podría plantear su compra, una vez que decidí hace un año y medio que no volvería a tener una moto con semimanillares deportivos.
Hace unos días la vi por primera vez en la calle. No me la podía creer: más que compacta, es una moto realmente pequeña. Enana.
Estaba aparcada al lado de una hermana CB600F (la "Hornet" pequeña) y se veía más pequeña la grande. He dado varias vueltas mirándola porque me parecía increíble que fuera una moto tan pequeña. De hecho, para poder ubicar la matrícula detrás de la moto han tenido que diseñar un soporte muy largo que crea un efecto algo extraño en la vista de tres cuartos trasera. Lo puedes apreciar en la foto que abre este post. Me cuesta imaginarme a algún conductor de 1,80 m. en esta moto. Vamos, que no todos tenemos las dimensiones de Dani Pedrosa. Pero si de algo estoy seguro es que los ingenieros de Honda saben hacer buenas motos, por lo que lo deben haber tenido en cuenta la ergonomía para que sea buena en un rango de alturas más o menos amplio, como corresponde a una moto de calle. Imagino que así debe ser. En fin, que estoy deseando probar una para cómo se siente en marcha: el verla tan “compacta” en parado me ha despertado la curiosidad. Y las dudas también, para que negarlo. Cuando la pruebe, os escribiré de nuevo explicando las sensaciones. Parece que nos acercamos a una época de motos compactas. Bueno, dejándonos de eufemismos, de motos enanas.