Lo piensa toda España y parte del extranjero, pero ha tenido que ser su propio jefe el encargado de decirlo públicamente. Genesio Bevilacqua, director del Althea BMW, no se corta un pelo al hablar de las expectativas que tienen con su jefe de filas: “Con Torres, nuestro objetivo es el podio”.
No puede ser de otra forma. Tanto los aficionados como Bevilacqua son conscientes de la dificultad de la empresa del de Rubi. Hay dos marcas que están claramente por encima de los alemanes en cuanto a rendimiento. A día de hoy, la BMW S1000RR no puede competir de tú a tú con la Kawasaki ZX-10R ni con la Ducati 1199 Panigale R.
Una utopía factible
BMW se mueve en el segundo grupo, donde compite con la Honda CBR1000RR SP, la MV Agusta 1000 F4, la Aprilia RSV4 RF y la Yamaha YZF-R1. Si se asume que las duplas de Kawasaki y Ducati son, de momento, inalcanzables, la lucha de las demás es la de la quinta posición (y muchas veces la séptima, ya que en varios circuitos la Honda ha estado claramente por delante). Entonces, ¿por qué marcarse como objetivo el podio?
Pues porque, en el motociclismo, uno más uno no son siempre dos. La culpa, en gran medida, es de Torres. A principio del año llegar al podio era una utopía. Pero habiendo sido cuarto en dos ocasiones y quinto en otras tres, el objetivo no puede ser otro. Su descomunal temporada le lleva a ocupar la séptima posición de la general, relativamente cerca de la lucha por el cuarto puesto, al que tratará de acercarse en Laguna Seca.
Jordi es uno de los dos pilotos que ha conseguido puntuar en las 16 carreras que se llevan disputadas. El otro es nada menos que Jonathan Rea. Sobre el papel, lo que se le pide es prácticamente una utopía. Sin embargo, su rápida adaptación a la BMW le ha llevado a ofrecer un rendimiento superior al esperado. Por lo tanto, ha sido él mismo el que se ha encargado de convertir esa utopía en un objetivo factible.
La culpa es suya.