Los patinetes eléctricos compartidos han irrumpido con una fuerza inusitada en las ciudades; tanto como para forzar cambios normativos que los regulen apropiadamente porque actualmente se encuentran en un limbo normativo que causa situaciones de riesgo e indefensión en caso de accidente.
Esta irrupción ha venido impulsada por los servicios de patinetes eléctricos compartidos donde numerosos agentes económicos han tomado parte y, sí, estamos hablando de que algunas de las empresas más conocidas a nivel mundial han querido tomar parte en este negocio con cifras multimillonarias.
Lime: un monstruo de 688 millones de euros
Lime es hoy por hoy la empresa de alquiler de patinetes con mayor músculo económico del mundo. Gracias a la participación de Uber, la start-up afincada en San Mateo (California, Estados Unidos) dispone de 688 millones de euros de respaldo financiero.
Fundada en 2017, Lime comenzó su imperio con una inyección de 12 millones de dólares por parte de Andreessen Horowitz y un proyecto que ponía a disposición de todos vía app un servicio de bicicletas compartidas. Actualmente se encuentra presente en 35 localizaciones repartidas por todo el mundo sin contar las de su Estados Unidos natal.
Para hacernos una idea de la magnitud de Lime a nivel global, la empresa americana atesora más capital que las otras cinco que la persiguen en el ranking a nivel mundial. La segunda empresa en la escala de financiación es Bird Rides, otra start-up cuya potencia financiera asciende a 370 millones de euros.
Por detrás de estas dos grandes se encuentran otros tres nombres más o menos conocidos como Skip (116 millones de euros), VOI (73 millones de euros), Grin (58 millones de euros) o Circ (55 millones de euros). Por debajo de estas se encuentra una infinidad de sociedades.
La expansión incontrolada de los patinetes eléctricos contra los marcos legales
Todos estos millones tienen una intencionalidad clara: la expansión del negocio de los patinetes eléctricos de forma acelerada, llegando a muchas ciudades en muy poco tiempo con un volumen muy alto de estos Vehículos de Movilidad Personal.
La facilidad de acceso que estas empresas han otorgado a los usuarios ha provocado indirectamente el mal uso de estos vehículos que no necesitan nada más aparte de un smartphone para acceder a su uso. Ni casco, ni licencia, ni seguro, ni siquiera unas nociones básicas de Seguridad Vial o qué tipo de normativa les afecta.
De esta manera han sido varios ya los fallecidos relacionados con este tipo de vehículos. En España se han contabilizado de momento tres muertes por uso indebido de los patinetes eléctricos, lo que ha instado a la DGT a apremiarse por una nueva normativa que los recoja y que debería estar lista este verano, pero de la que aún no tenemos noticias.
En Suecia el fallecimiento de un joven de 27 años tan solo un día después de la irrupción de las empresas de alquiler en Helsingborg, al norte de Malmö, llevó a la Agencia Sueca de Transporte a instar a la prohibición de este tipo de vehículos, altamente inestables y con muy poca capacidad de frenada para una velocidad máxima de 25 km/h. Gran Bretaña es la más radical, prohibiendo su uso en lugares públicos.
La nación que se ha puesto al frente de la regulación para los patinetes eléctricos ha sido Israel, donde han implementado un carnet específico para poder usar los patinetes eléctricos obligando a pasar por una formación mínima y un examen teórico de 30 preguntas, además de imponer el uso de chaleco reflectante y casco.