Esta mañana mientras nos explicaban por donde va a discurrir la etapa de hoy hasta las gargantas del Dades, sabía que íbamos a enfrentarnos a una de las rutas más duras y difíciles pero a la vez más gratificantes. Atravesar la región del Jebel Saghro es sin lugar a dudas enfrentarte a una de las pistas más resbaladizas que puedes realizar con una moto de enduro, pero también es un conjunto de paisajes que te hacen disfrutar en cada curva de lo maravilloso de estas montañas.
Aunque parezca mentira cada día que pasa se nota en la conducción. Los kilómetros a tus espaldas hacen su función y pese a que físicamente el esfuerzo realizado comienza a notarse en tu cuerpo, por el contrario el pilotaje cada vez se hace más fluido. Es como si avanzaras en tu nivel de conducción a lomos de la moto, haciendo con naturalidad trazadas o maniobras que al comenzar el primer día te las pensabas, o te costaban mucho esfuerzo llevarlas a cabo. Esto tiene sus ventajas e inconvenientes. Las ventajas son evidentes. Físicamente te cuesta menos esfuerzo, vas más suelto, la velocidad de crucero aumenta, pero por el contrario alguna de estas ventajas se convierten en inconvenientes. Cuando sumas la velocidad y mayor relajación es cuando puede llegar algún susto, por lo que no debes bajar la guardia.
Comenzamos la etapa por pistas donde el terreno cambia casi a cada kilómetro. Puedes estar en una zona rebotando de lado a lado con las piedras del camino y de repente estar luchando por mantener la rueda delantera en la dirección correcta en un banco de arena. Esta será la tónica durante toda la mañana, mientras el sol hace que en las zonas menos complicadas te sientes a buscar con avidez la goma del camelbak para poder hidratarte. Os puedo asegurar por experiencia propia que el suelo marroquí es especialmente duro y cualquier despiste cuando ruedas a buen ritmo, como mínimo va a provocar buenas magulladuras en tu cuerpo.
Cuando a lo lejos diviso a dos componentes de nuestro grupo parados y bajados de la moto ya imaginé que algún incidente había ocurrido. Pero al acercarme y ver que uno de los pilotos se encuentra tirado en el suelo y con gran esfuerzo logra darse la vuelta con la mano en uno de sus hombros, esto no puede presagiar nada bueno. La suerte de contar con un doctor como integrante de nuestro grupo y por supuesto la rápida presencia del coche de asistencia de Africa Star hacen que algo que puede ser una situación grave, en medio de la nada, donde tomes la dirección que tomes tienes en el mejor de los casos 20 kilómetros de pistas que te separan del asfalto de una carretera, se resuelva de una manera rápida y organizada.
Reducir una clavícula dislocada que apunta al cielo, cuando el sol aprieta en nuestras cabezas y el lesionado aún se recupera de la lógica conmoción del golpe, no es nada agradable. Pero todo es mucho más fácil y rápido cuando del coche de asistencia te facilita incluso un cabestrillo para inmovilizar el brazo y tienes a tu disposición agua fresca y sombra. Y sobre todo cuentas con la tranquilidad de que el lesionado podrá salir de allí en el coche y su moto remolcada.
En el siguiente reagrupamiento comentamos el incidente con los compañeros sabiendo que todo está bajo control y el lesionado se encuentra en buen estado, por lo que decidimos ir a comer y allí más calmados reorganizar la etapa y tomar decisiones. Así, después de comer se decide atravesar el impresionante Jebel Saghro pero en vez de continuar hasta Dades vamos a ir dirección Ouarzazate para unir dos etapas en una, lo que va a convertir la jornada en una auténtica etapa maratoniana. Sin duda un buen reto.
Subir los puertos de montaña de la región del Saghro por sus resbaladizos y sinuosos caminos es uno de los recuerdos que se te quedan grabados en la memoria para siempre, sobre todo si te paras en lo alto de alguno de ellos a contemplar los paisajes y ver por dónde has ascendido. Hay que tener muchísima precaución en esta zona, cualquier fallo o salida de pista, si se produce por el lado incorrecto te puede llevar directamente a un pedregoso barranco. El esfuerzo al que se somete a las motos en zonas como estas es increíble. Por ejemplo la mía en plena ascensión a comenzado a dar síntomas de fatiga, un tornillo de la corona se ha aflojado y doblado con el basculante, los dientes del piñón de ataque casi han desaparecido por el desgaste de todos esos días, haciendo que la apertura del gas tenga que ser muy progresiva para que no salte la cadena sobre el piñón sin traccionar, y además para rematar, una pequeña fuga de aceite adorna el conjunto.
Pero como siempre en el siguiente reagrupamiento los mecánicos de Africa Star se afanan para hacer las reparaciones necesarias y poder continuar la ruta. Una vez atravesadas las montañas volvemos a amplias pistas donde hay que estar muy atentos de nuevo a la navegación. Ya casi está anocheciendo y el sol en el horizonte en ocasiones no te dejar ver bien por dónde vas. Una vez más llegamos sin incidentes a otro punto de reagrupamiento y repostaje. Ya llevamos unos 350 kilómetros off road y aún nos quedan otros cien hasta llegar a Ouarzazate, ciudad donde hemos decidido pasar la noche. Para mí la aventura en moto termina aquí, ya que la perdida de aceite va a más y lo más prudente para no destruir el motor es subir la moto al remolque y continuar este tramo de enlace por carretera desde el asiento del coche de asistencia.
El balance de toda esta aventura es muy positivo, poder disfrutar de increíbles rutas, aprender navegación con GPS, poder pasar en pocos kilómetros de la inmensidad de grandes lagos secos a la majestuosidad de las dunas del desierto, merecidos descansos en lujosos hoteles, poder relacionarse con las gentes y lugares que recorres de manera muy cercana. Todo esto gracias a Africa Star y su gerente Rubén que junto a su equipo de ayudantes hacen que sea posible. Pero no me quiero despedir sin agradecer también a mis compañeros de ruta Alo, Manu, Carlos, Coco, lo dos Diego’s, Iván, Marcos e Isaac, toda su ayuda, consejos y por supuesto los divertidos y buenos ratos que hemos pasado juntos.
El próximo año habrá que organizar otra.
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