El Tourist Trophy y los hombres dispuestos a sacrificarlo absolutamente todo
Este año el trofeo PokerStars Spirit of the TT ha sido otorgado a Paul Shoesmith y a su familia, un trofeo que representa según dicen en la web de IOMTT la decencia, honestidad, generosidad, coraje, compasión, integridad, respeto, trabajo en equipo y apoyo hacia las carreras. En definitiva, una manera de honrar la memoria de Paul a título póstumo.
Pero al igual que el piloto y jefe de equipo perdía la vida en un inoportuno accidente, también lo hicieron Dwight Beare (el mismo día), Dean Martin, Ian Bell y Andrew Boar. Cinco pilotos en total que nos dejaban este 2016 en el Tourist Trophy, y no han sido más de puro milagro.
Un piloto, un héroe
Los pilotos del TT no se jubilan ni se retiran, siguen envenenados compitiendo hasta que se apean de las motos
El debate sobre las Road Races siempre está ahí, oculto a la espera de una nueva tragedia para salir a la palestra. Es un debate incombustible, pero necesario si se hace desde el respeto. Hoy yo no vengo a posicionarme ni a favor ni en contra, no soy juez ni parte, ni vengo a soltar cuñadismos sobre la tradición o lo peligrosas que son las motos.
Parto de la base que todos y cada uno de los pilotos que deciden tomar parte en estas carreras son héroes, independientemente de si luego lleguen a correr o se queden en el box por avería. La gran mayoría de ellos ni siquiera vive de estas carreras, cada uno tiene su trabajo y luego corre en moto dispuesto a todo. Y al decir todo es en el sentido más amplio de la palabra.
Los admiro y envidio por su valentía, pero me surge la duda de si merece la pena exponerse a tanto, durante carreras tan largas y durante tantos años. Con 37 años algunos opinan que Valentino Rossi está viejo y debería jubilarse, en el IOMTT John McGuinnes tiene 44 primaveras y sigue en lo más alto.
Lo que no es opinable son los fríos números. Desde que el el IOMTT naciera en 1907 más de 200 pilotos han muerto en la carretera de la Isla de Man. Aún así, es algo que parece no afectar a los pilotos que corren allí. Ellos ni se jubilan ni se retiran, siguen envenenados corriendo como veteranos hasta que se apean de las motos. Nada les puede apartar el TT.
El veneno de la Isla de Man
Ninguna pasión, por fuerte que sea, debería valer más que una vida
El ejemplo más claro es el de Michael Dunlop, triunfador este año y que ya suma 13 victorias. Sobrino de la leyenda Joey Dunlop, máximo triunfador en el TT con 26 victorias, 24 triunfos en el Ulster GP y 13 más en la North West 200. El legendario piloto falleció en un accidente en Tallinn (Estonia) durante una carrera en 2000, su estatua sobre una Honda VTR 1000 SP1 preside el Mountain Course. Ahora su hijo con sólo 27 años le honra de la mejor manera que sabe, venciendo ante él.
La devoción por las carreras fuera de circuito es algo que se lleva en la sangre, pero no sé si es consuelo o no pensar que todos estos pilotos fallecen haciendo lo que más les gusta. Su pasión por el Tourist Trophy guía sus mentes, pero creo que ninguna pasión debe valer más que una vida.
Sí, todos y cada uno de ellos son héroes, pero sería mejor que todos acabasen el TT antes de tener que seguir llorando pérdidas año tras año. Edición tras edición, y es algo que parece que todos hemos asumido como algo normal.
Alguno de vosotros comentaba días atrás con mucho acierto que cada temporada sigue siendo la misma y peligrosa carretera del Montain Course, pero con motos cada vez más potentes, ¡incluso una MotoGP!. Los tiempos por vuelta bajan pero parecemos no querer ver que los riesgos asumidos crecen exponencialmente.
Un circuito que no es tal cosa
Desgraciadamente tenemos muy fresca la amarga sensación de saber que ni siquiera los mejores circuitos de velocidad del Campeonato del Mundo de MotoGP son tan seguros como deberían, así que una carretera abierta que cruza pueblos durante más de 60 kilómetros con medias de velocidad que ya superan holgadamente los 200 km/h son un riesgo constante.
No hay escapatorias, no hay protecciones hinchables. Sólo está el asfalto de una carretera abierta al tráfico, líneas blancas, pasos de peatones, bordillos, muros, vegetación que invade la calzada, casas, cambios de rasante, baches, zonas sombrías...
Debería debatirse seriamente cómo mejorar la seguridad en el TT en vez de aferrarnos a la tradición
No quiero apelar al sentido común, porque nuestro querido motociclismo es un deporte que poco entiende de eso, pero sí que me gustaría que se reflexionase un poco sobre cuántos riesgos se asumen y si merecen la pena.
Descarto la prohibición de las Road Races y sustituir el lugar de celebración del Tourist Trophy sería poner el último clavo en el ataúd de esta carrera mítica, pero (y soy consciente de que muchos me vais a saltar a la yugular por lo que voy a decir) quizá habría que limitar las motos que pueden correr allí o al menos abrir un debate sobre cómo mejorar la seguridad de esta competición que forma parte de la historia de forma innegable.
Quienes corren el IOMTT, o cualquier otra competición en carretera, se merecen todo el respeto que nuestros corazones sean capaces de producir, no sólo a título póstumo. Entiendo que nadie les obliga a correr y que son conscientes de los riesgos a los que se exponen.
Me fascinan las carreras en la Isla de Man más por los pilotos y su valor que por la carrera en sí misma, pero empiezo a estar un poco cansado de tener que lamentar muertes.
Fotos | IOMTT
En Motorpasión Moto | IOMTT 2016