Maverick Viñales, Ramón Forcada y el conflicto que puede dinamitar medio box de Yamaha en 2018
Maverick Viñales necesita soluciones para ser rápido con su Yamaha. La joven promesa de Iwata está pasando un mal año sobre su M1 y a ojos del propio piloto la mayor parte de la culpa se centra sobre su equipo técnico. Este fin de semana se ha confirmado un secreto a voces: Viñales se ha deshecho de Ramón Forcada, su jefe técnico.
En una maniobra desesperada por encontrar un viraje hacia el camino correcto, Maverick ha decidido prescindir de parte de su equipo atribuyendo a la falta de sintonía sus pobres resultados de esta temporada.
"Necesito un equipo que me haga rendir al máximo"
Resultados pasados no garantizan resultados futuros. Las carreras no son una ciencia exacta; haber empezado su andadura en Yamaha en 2017 dominando en pretemporada y ganando las dos primeras carreras sobre la M1 no asegura una trayectoria hegemónica en MotoGP. Especialmente cuando no logras poner a punto tu herramienta de trabajo.
La última victoria de Viñales ocurrió en el Gran Premio de Francia de 2017, justo donde un año antes logró su primer podio con Suzuki. Desde entonces los resultados han dejado mucho que desear para un piloto que sobre el papel iba a aspirar al título desde el primer momento, con una de las mejores motos de la parrilla y con posiblemente uno de los mejores equipos del paddock con permiso de los capitaneados por Santi Hernández (HRC) y Gigi dall'Igna (Ducati).
La falta de entendimiento con la Yamaha YZR-M1 cayeron sobre Viñales antes de acabar la primera mitad de temporada 2017, con sólo tres podios durante las últimas 12 carreras. En 2018 la historia es casi idéntica con tres podios en 10 carreras. Los números no salen para las aspiraciones de Viñales y el piloto se ha cansado de penar en MotoGP. Aunque quizá no de la manera que sería la correcta.
Como si de una bofetada del destino se tratase, Viñales ha perdido la tercera posición en la tabla de puntos en el Gran Premio de la República Checa en favor de un Andrea Dovizioso que resurgió en Brno para llevarse la segunda victoria de la temporada. Ahora Viñales está a 72 puntos de Marc Márquez, el líder de la general.
El conflicto entre Viñales y Forcada: Cuestión de carácter
Ramón Forcada ha sido el jefe técnico de Maverick Viñales desde el comienzo en su etapa en Yamaha y también fue el encargado de manejar los hilos de la M1 desde que Jorge Lorenzo aterrizó en la firma japonesa. Forcada lleva cerca de tres décadas siendo una referencia en el paddock; un hombre que se forjó trabajando junto a leyendas en la sombra como JJ Cobas.
Su reputación está más que probada, o lo estaba hasta que comenzó a ser cuestionada por su propio piloto. Fue Maverick Viñales quien empezó a acusar a su propio equipo de no estar trabajando en la buena dirección. Es más, cuando Valentino Rossi ha encontrado algo, Viñales no ha dudado en asegurar que "en nuestro lado del box no estamos trabajando bien".
Obviamente a Forcada estas insinuaciones no le sentaron nada bien, pero ha seguido trabajando en la misma línea que siempre porque para eso le paga Yamaha. Lo que ha colmado la paciencia del técnico ha sido enterarse de su sustitución a través de Yamaha y no de Viñales.
La situación es realmente complicada. Tan tenso está el ambiente que este fin de semana Forcada aseguraba a los micrófonos de Movistar que "tal y como están las cosas igual la de Brno es mi última carrera. El piloto no me ha dicho absolutamente nada, ni una palabra".
Después de la caída del domingo, Viñales aseguró que "hay que encontrar la puesta a punto antes del warm up", momento en el que empezó a sentirse bien con su moto, en una nueva alusión al trabajo de puertas adentro. Viñales se cayó en la primera vuelta implicado en una caída con Bradley Smith y Stefan Bradl, dos pilotos con los que al menos sobre el papel no debería estar peleando.
Las posiciones son tan enfrentadas entre uno y otro (sí, porque Forcada aunque es profesional también tiene su carácter) que la única salida lógica a este conflicto es la ruptura. En teoría se producirá tras el GP de Valencia, pero ni el propio técnico descarta una separación prematura. Si los ánimos se siguen caldeando puede que lo que reste de año sea un completo desastre para Viñales y la mitad del equipo oficial de Yamaha.
¿Esteban García es la solución a los problemas de Viñales?
La salida de Forcada es un hecho confirmado por Yamaha, pero no será la única. Javier Ullate y Wilco Zeelenberg, otras dos figuras de gran peso en el garaje azul, también formarán parte del personal del que Viñales va a prescindir de cara a 2019.
En el lugar de Forcada se va a situar Esteban García, actual jefe de mecánicos de Bradley Smith en KTM y el responsable técnico con el que Viñales consiguió convertirse en Campeón del Mundo de Moto3 en 2013 y con quien asegura guardar la sintonía que necesita para desatar todo su potencial.
Aunque Viñales no quiere a Forcada, ni a Ullate, ni a Zeelenberg, son tres activos que Yamaha no quiere perder. Se habló de la posibilidad de que recalase al menos Forcada junto a Valentino Rossi, pero el italiano asegura estar cómodo con Silvano Galbusera.
La opción más viable es que todo o parte de estos agentes acaben formando una poderosa escuadra técnica en el nuevo equipo SIC Petronas Yamaha del que aún tendremos que esperar para conocer más datos (posiblemente hasta el Gran Premio de Malasia).
¿Y si el problema no es Forcada?
Cerrando el círculo que iniciamos anteriormente, las sintonías pasadas no aseguran sintonías futuras. En 2019 Maverick Viñales va a tener lo que necesita o asegura necesitar para ser rápido en pista junto a Esteban García, pero quizá esa no sea la solución a sus problemas.
Aunque el clima en el garaje mejore notablemente con la presencia de García, Viñales va a seguir teniendo serios problemas para gestionar una faceta psicológica que condiciona notablemente su rendimiento en pista. Y si los resultados no mejoran, ¿entonces qué haremos, Maverick?
Que Viñales sea un piloto impulsivo no es el problema, el problema es que no logra transferir apropiadamente sus sensaciones para poner a punto una moto que se ha complicado a lo largo de 2017 y no domina en 2018. Lejos de centrarse en buscar soluciones, Viñales ansía señalar culpables dentro de su propio garaje, algo que es un grave error.
Las pruebas aparecen cada vez que se apaga el semáforo. Viñales cada vez que arranca pierde posiciones, no logra ir rápido con neumáticos nuevos y el depósito lleno, colocándose en situaciones de peligro como le ha ocurrido en Brno y le ha superado un piloto en la general con tres ceros. Quizá el problema no sea Forcada.