Es la historia del hijo de un escultor que ha seguido los pasos de su padre. Además de ser un apasionado de las motos, y sobre todo, de los motores poderosos, Michael Ulman traduce sus deseos en piezas de escultura como la que véis en la foto. Después de 25 años dibujando, pintando y fotografiando motos, Ulman plasma todo su conocimiento en esculturas de metal a escala natural, con la esperanza de que algún día alguna de sus obras pueda ser vista por la carretera.
Para ello utiliza objetos "destinado a un uso mundano", transformándolos en piezas de moto, sidecars, o hot rod. Según sus palabras, su objetivo es el de crear esculturas estáticas que evoquen en aquél que las admire la sensación de movimiento, de poder en estado puro e incluso el sonido. No hay más que echarle un vistazo a su portfolio para darse cuenta de que algo de eso sí que tienen. aqui tenéis muestras de su trabajo.
Portfolio | Web de Michael Ulman Vía | The Kneeslider